Isaac colocó las últimas plumas de faisán en el penacho. En su cuerpo, maquillado con la dualidad de la vida y la muerte, el día y la noche, va también la ansiedad de revivir la ceremonia ancestral del Fuego Nuevo, para los Juegos Panamericanos Lima 2019.
“Tengo cerca de 20 años haciendo parte del ritual. Hay quienes tocan los tambores, los caracoles, hay danzantes, y dentro de la danza hay jerarquías: el sacerdote y la sacerdotisa; las ahumadoras, que limpian el lugar con incienso; las cuatro doncellas, una por cada punto cardinal; los cuatro guerreros, dos caballeros águila y dos jaguar. Soy el sacerdote”, dijo Isaac Rodríguez.
La ceremonia prehispánica se realiza desde hace más de dos décadas a los pies de la Pirámide de la Luna, y convoca a los estudiantes de las escuelas de Ecatepec, Naucalpan, Jocotitla, Nezahualcóyotl y Capulhuac, para representar una de las ceremonias de la cultura azteca: el Fuego Nuevo.
“Los guerreros se encargan de encender el fuego en el huehuetéotl, es una una vasija, y éste el es el regalo de México para Lima”, agregó Catalina Rodríguez, coordinadora de las escuelas mexiquenses.
Ésta llama se encendió ayer, e inmediatamente viajó a Perú, para tocar tierra en Machu Picchu, uno de los más importantes basamentos de los incas, ante la presencia de autoridades como Alfredo del Mazo, gobernador del Estado de México; Carlos Padilla, presidente del COM; Ana Guevara, de Conade; el presidente de Panam Sports, Neven Ilic, y el presidente del Comité Organizador, Carlos Alberto Neuhaus.
El fuego viajará por 23 días en 28 distintas ciudades, la última Lima, donde el próximo 26 de julio se encenderá el pebetero de la edición 18 de la justa.
Por KATYA LÓPEZ
Por: KATYA LÓPEZ