Los arrojaron a la segunda categoría, producto de las derrotas y el poder de los empresarios. La Liga MX alimentó la difusión: "el San Luis dejaba su casa, en la capital potosina, para tomar el lugar de los Jaguares de Chiapas y convertirse en Chiapas FC". Ocurrió en mayo del 2013. Una noticia de portadas y portadas en la prensa deportiva.
Los aficionados recibían tantas versiones a medias, que ya no sabían si jugaban 'Los Reales' , 'Los Tuneros' o 'El nuevo equipo de La Selva'. La avenida Coral y La Malaquita, normalmente cerradas en días de partido, no volvieron a serlo por varios meses. "Fue como entrar en la nada, en el vacío, la incertidumbre. Nadie sabía si volveríamos a tener otro fin de semana de futbol", recuerda Don Everardo, uno de los vecinos de la calle Alejandrina, por donde ya se observa el Estadio Alfonso Lastras.
La voz del Comité de Desarrollo Deportivo de la Liga MX, a finales del mismo mes, confirmó el renacer de la afición potosina: con la plaza liberada por el Veracruz, en el Ascenso MX, el estado volvía a tener su propio equipo de futbol bajo el nombre de Atlético de San Luis.

"Nos hizo ilusión volver a tener un poco de lo que habíamos perdido", confiesa Israel Zambrano, amigo de Don Everardo, con bandera en mano.
"Pero nos costó acostumbrarnos". Eso último tuvo que ver con la inversión millonaria del Atlético de Madrid, que, en marzo del 2017, se quedó con el 51 por ciento de las acciones del equipo.
El mayor reclamo fue por los colores. Del azul y oro, los potosinos pasaron al rojo y blanco, desde el escudo hasta las tribunas de su cancha. "Fue difícil. Mucha gente se resistió a comprar la nueva camiseta; otra siguió yendo al estadio con los viejos colores, como nosotros", dice, orgulloso de un pasado en franjas auriazules, Ricardo Rangel, estudiante de licenciatura.
El regreso del San Luis a la Primera División llegó cinco años después de su último antecedente. En el camino sumó tres finales (Clausura 2015, Apertura 2018 y Clausura 2019), de las cuales sólo perdió la primera. No podía ser de otra manera. "El dolor terminó siendo un paso necesario, para reconocer lo que habíamos hecho mal", retoma el sentido Don Everardo, atrapado, por momentos, en los tiempos de Nery Castillo (papá), Raúl Arias y Lorenzo Unanue, "esos años felices", como suele considerarlos.

Los reportes del juego hablarán hoy de una vuelta histórica en el Estadio Alfonso Lastras, al que, horas antes, seguían soldándole barandales por recomendación de la Dirección de Protección Civil Municipal. En cuanto a la temperatura, el termómetro alcanzó ya los 25 grados, suficientes para provocar la venta de gorras o sombreros, botellas de agua y cientos de vasos de cerveza, al calor de los cánticos ya conocidos: "¡San Luis, San Luis!".
Cuentan los aficionados potosinos que el tráfico en este partido es casi el mismo que generó la final ante Dorados de Sinaloa, en la pasada temporada de la Liga de Ascenso. "La diferencia es que ahora se venden más playeras", explica Doña Aurora, comerciante desde hace más de 10 años. "Por lo menos casi el doble".
Sucede, también, que los vecinos hacen espacio en las banquetas para la renta de lugares. "Lo que guste cooperar, joven", ofrecen. Todo forma parte de un mismo ritual. El de ver al Atlético de San Luis compitiendo contra viejos rivales. La pasión volvió al Alfonso Lastras.
Por: Alberto Aceves