Una victoria increíble conquistó ayer el holandés Max Verstappen (Red Bull), que en las últimas vueltas del Gran Premio de Austria peleó rueda a rueda con el monegasco Charles Leclerc (Ferrari), que había liderado la prueba desde el comienzo, tras lograr una magnífica pole el día anterior, por lo que su frustración era enorme cuando subieron al podio acompañados del finlandés Valtteri Bottas (Mercedes).
La presión ejercida por Max Verstappen, su concentración y su deportiva agresividad, fueron la clave de un triunfo impresionante que fue investigado al término de la carrera, pero que los comisarios no sancionaron.
Y entre ambos pilotos podría estar trazado el futuro de la Fórmula 1 si se pretende que la categoría reina recupere la emoción perdida en los años recientes. Así que la carrera de Austria marca, sin duda alguna, un premonitorio antecedente de lo que quiere la gente para este deporte.
En contraparte al drama vivido por Ferrari al final de la carrera, Sebastian Vettel adelantó a Lewis Hamilton para quedar en cuarto lugar por detrás de Bottas, que no pudo dar alcance a Max.
Checo Pérez hizo un gran esfuerzo por meterse al Top 10, y se quedó a las puertas de los puntos, pues terminó en decimoprimer lugar, por detrás de Antonio Giovinazzi, (Alfa Romeo Racing) al que nunca tuvo en rango de DRS.
El mexicano sigue sin tener un monoplaza con el balance suficiente para ser competitivo. El Racing Point no le respondió y sólo pudo cosechar dos posiciones con respecto al lugar 13 del que había largado.
Por Juan Antonio de Labra
Triunfa Max con riñones
La victoria del holandés evitó la undécima de Mercedes, racha que comenzó en Brasil 2018