Es el 54’ en el Estadio Nemesio Díez; con el balón del lado de México, un gato corre despavorido por un costado de la cancha y encuentra refugio cerca del tiro de esquina. Lo hace en cuestión de segundos, pero resulta suficiente para levantar al público y robarle sonrisas. Su aparición marca un antes y un después en el juego de la Selección Mexicana. A partir de ahí, y de esa carrera a prisa, México se inspiró para vencer 2-1 a Bermudas.
El año terminó así para el equipo nacional, en medio de rechiflas y abucheos, a pesar de la victoria en tiempo de compensación, gracias al gol de Uriel Antuna, que vuelve a responder a Gerardo Martino.
Hubo errores defensivos que provocaron lo mejor del combinado del archipiélago, a pesar de la diferencia de nombres, recursos y niveles.
El gol de cabeza de Dante Leverock (10’), en un tiro de esquina provocado por los errores de Hugo González y Luis Romo, enmudeció a la gente.
Fueron minutos de desconcierto para los jugadores del Tri. Porque, en esa búsqueda de revertir el resultado, corrieron riesgos que les pudieron costar caro.
De ahí que el empate de Sebastián Córdova, con un remate de zurda al ángulo, se celebrara a lo grande.
Después vino la entrada del minino y la suerte cambió. Con el empate casi escrito, Antuna entró al área y empujó el balón a las redes (90’). La mayor cábala del Tata fue un gato.
Por Alberto Aceves
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