Martillazo de Hamilton

El británico gana en Monza por su buena estrategia, ante el ímpetu mal aplicado de ferrari en casa

Una vez más el Gran Premio de Italia acabó en manos de Lewis Hamilton, y el piloto británico dio un fuerte martillazo a Ferrari en su casa, con la complicidad de Mercedes y de la propia escudería del Cavallino Rampante, para vencer a los de Maranello de forma indiscutible en su propia casa. Si Sebastian Vettel no hubiera sido tan agresivo con Hamilton en los primeros compases de la carrera, cuando se tocaron, quizá hubiese evitado la rotura de la nariz del coche del alemán, que cayó hasta la última posición y desde ahí tuvo que remontar posiciones, hasta adjudicarse un frustrante cuarto lugar. La clave de la victoria de Mercedes fue el colmilludo amague que hicieron de cambiar los neumáticos de Hamilton en la vuelta 21. Ferrari picó el anzuelo y el que entró primero a boxes fue Kimi Räikkönen. Este hecho ocasionó que los neumáticos del finlandés se deterioraran antes que los de Hamilton, que todavía esperó ocho vueltas más para poder cambiarlos. Y por más intentos que hizo Kimi para mantenerse como líder, lo cierto es que el SF71H perdió ritmo, no pudo contener a Hamilton y terminó en un segundo lugar que no tuvo siquiera el sabor de un premio de consolación para los miles de seguidores de Ferrari, que no daban crédito de esta derrota, tras el doblete que sus hombres habían conseguido en la clasificación. La carrera mantuvo la emoción a lo largo de las 53 vueltas porque también se desataron otras batallas en el circuito de Monza, como la que protagonizaron Max Verstappen y Valtteri Bottas, que, después de cumplir a la perfección con su labor de escudero de Hamilton, buscó desesperar al impetuoso holandés, que acabó sancionado con cinco segundos por el toque que le dio al Mercedes de Bottas, que sí subió al tercer lugar del podio. Los abandonos más tristes fueron el de Daniel Ricciardo, cuyo motor reventó en la vuelta 25, mientras que otro tanto ocurrió con Fernando Alonso, cuyo McLaren desfalleció en la décima vuelta. POR JUAN ANTONIO DE LABRA
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