En el Ejército Mexicano, Javier Martínez fue el alto oficial de la selección de futbol. Al frente de los soldados, y la mirada de los generales, los entrenamientos de su equipo tenían que ver con una doble convicción: servir al país y también al deporte. En su lista de objetivos, no había un torneo más importante que el de las Fuerzas Armadas. Ahí, la vida del soldado pasaba a ser la de un jugador profesional. Contra la Marina y la Fuerza Aérea, la competencia ofrecía los efectos del trabajo, el nivel de puntería y la capacidad de organización. A petición del general brigadier Fidel Mondragón Rivero, Martínez dirigía como uno más de los de adentro.
Bajo sus órdenes, la selección del Ejército hacía labores en los campos del Colegio Militar, cerca de la estación del metro Popotla. Pasaron casi tres años desde entonces. A diferencia de aquel tiempo, a los caminos de ambos los separa un continente: África, el lugar en el mundo donde juega el Vipers SC, campeón de la Liga de Uganda, y al cual dirigirá a partir de ahora el técnico mexicano.
Entre uno y otro punto del mapa, la voz del general Mondragón acompaña los pasos de Martínez. "Él normalmente me decía: lo primero que hace un soldado en el día, es su cama. ¿Sabe por qué? Porque una vez que la termina, ya hizo algo en el día", comparte, desde Uganda. “Fue una de las personas que más aprendizaje me dejó en la vida. A veces se piensa que un militar tiene que trabajar 10 o 15 horas diarias. Y no. Yo adaptaba los tiempos a dos o tres, los días de entrenamiento. Pero querían más. El equipo del Ejército es el único que, sin ser profesional, trabaja como si lo fuera”.
En aquel mundo de soldados y concentraciones militares, los visitantes civiles vestían de color diferente. Entre ellos, el estratega del equipo, que, con el paso del tiempo y los traslados a los partidos, fue identificándose como uno más del cuartel. “Llegábamos a los partidos en camiones de redilas, en los que los militares van ubicados en la parte de atrás. El soldado mexicano, independientemente de que tenga una actividad deportiva, tiene una vida de soldado. Se levanta a las 3-4 de la mañana, arregla su cama y prepara cada momento para subir de rango. Para ellos, el futbol es una doble disciplina. Y eso te contagia en cualquier parte del mundo”.
Hasta hace unos días, las noticias que llegaban de África mencionaban el nombre de Javier Aguirre, como nuevo técnico de la selección de Egipto. El Vasco era el primero en hacerlo con pasaporte mexicano, aunque poco después encontró compañía. Con el equipo campeón de Uganda, Martínez fue presentado luego de cerrar su etapa con el Ejército Mexicano, el Deportivo Carchá de Guatemala, la Juventus de Nicaragua y las categorías menores de Cruz Azul, Monterrey y Pachuca.
Al ser el equipo campeón de la Uganda Premier League, la posibilidad de que alguno de sus jugadores sea seleccionado por Aguirre también existe. Encontrarlo, sin embargo, será tarea difícil. Dos mil 834 kilómetros separan a un país de otro, hacia el sur del continente. “Podría suceder el próximo año, por ahí de enero. El Vipers va a tener la oportunidad de competir en el torneo más importante de este continente y viajaremos. Voy a buscar de hablar con él. El mercado que más ha explotado África es el de los jóvenes y este club tiene ese objetivo”.
Martínez es uno de los seis estrategas nacionales que dirigen en equipos o selecciones del extranjero. Además de Aguirre, que ya está en Egipto, la lista incluye los nombres de Jacques Passy (Saint Kitts), Benjamín Mora (Johor Darul Ta’zim II, de Malasia), Carlos de los Cobos (El Salvador) y José Luis Sánchez Solá (Las Vegas Lights). El último en sumarse fue, precisamente, el de él. Un ejército pequeño, sin rangos ni generales. Pero sí un sentido de pertenencia.
“Los soldados, por ejemplo, tienen un orden, un compromiso y respeto por el país. Los días francos, como les llaman ellos, son el único tiempo libre que dedican a su familia. En ese sentido, ocurre algo similar con los directores técnicos: nuestro trabajo nos obliga a buscar oportunidades, muchas veces lejos de casa. Es una filosofía”.
Fundado en 1969, el Vipers SC jugó su primer partido en la Primera División en el 2005. Cinco años después, ganó su primer campeonato en la Liga de Uganda. Será ahí, en el Distrito de Buikwe, con más de 329 mil habitantes, donde la labor del mexicano se verá reflejada por los próximos dos años. El objetivo: la formación de jugadores, para vender a equipos de otros países. Tan sólo en el Mundial de Rusia 2018, 14 de los 23 seleccionados de Francia, que fueron campeones de mundo, tuvieron en su sangre al continente africano.
“En resumen, el motivo es ése: atraer la atención de otros continentes, como Europa, que se acercan y compran elementos jóvenes. El que existan cada vez más técnicos extranjeros en el mundo, es una consecuencia de este mismo proceso. Los de México, al menos, no pasamos desapercibidos. Cada Copa del Mundo es una publicidad para nuestras raíces”.
De dirigir en un campo militar, con la selección del Ejército, Javier Martínez ha llegado a su tercera misión fuera de casa. Tras su primera noche, como aprendiera del general Mondragón, encendió las luces y tendió su cama.
Por Alberto Aceves