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Retorno exitoso

cruz azul reaparece en el azteca con un triunfo por goleada y provoca el júbilo de sus aficionados

DEPORTES

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Cruz Azul hizo un viaje en el tiempo. Regresó a los mismos caminos que lo llevaron a ser grande, en el Estadio Azteca, y se encontró con varias caras conocidas. Entre ellas, la de dos de sus más importantes personajes en la década de los 70 y 90: Enrique Meza, siete veces campeón con el equipo y hoy técnico del Puebla, y Juan Reynoso, su auxiliar, ex capitán en el último título del Invierno 97. Contra ellos, y los 22 años de ausencia en El Coloso de Santa Úrsula, La Máquina volvió a ser local en un partido de Liga, contagiado por más de 60 mil aficionados y llevándose el triunfo con los goles de Andrés Rentería (80’), Milton Caraglio y Elías Hernández (90’). A su debut en este nuevo torneo, le faltaba romper con el cero después de un ambiente de fiesta. Confiado en transitar por huellas conocidas, el cuadro dirigido por Pedro Caixinha fue superior en la cantidad de jugadas organizadas y el tiempo de posesión del balón. No obstante, siguió costándole el último punto en el área contraria: la definición. Lo más cerca que había estado de cambiar el resultado, fue producto de un cabezazo en el poste de Pablo Aguilar y un par de remates de larga distancia de Milton Caraglio. De ahí en más, La Máquina se fue desgastando de la misma forma que el nuevo césped del Azteca, de tecnología comprobada pero insuficiente tiempo de adaptación. Si algo lo mantuvo arriba, fue el ánimo de sus aficionados, responsables de pintar de azul las calles, los pasillos y cada uno de los puntos de encuentro, ubicados dentro del inmueble. El gol de Rentería, cuando terminaba el partido, revivió el grito de anteriores épocas en la historia de los celestes. Aquellos años en los que, siendo local en este estadio, consiguió cinco de sus ocho estrellas, con personajes como los que ayer tuvo como rivales, El Profe Meza y Juan Reynoso. A La Franja le costó estar a la altura, para resistirse a La Máquina. Se refugió en un juego conservador, sin riesgos, esperando un contragolpe o algún error en el área, que nunca llegó. En principio, sufrió la baja por lesión de Omar Fernández, sumándose, posteriormente, el cabezazo de Rentería, un penalti inexistente, marcado por el argentino Milton Caraglio (89’), y un golazo de otro partido de Elías Hernández (90’), al ángulo del portero Vikonis. Así, el 3-0 fue fulminante. Del otro lado, la ilusión se acompañó de goles. Cruz Azul tardó en lograr su mejor funcionamiento, pero lo encontró a partir de los errores defensivos y algunas cuestiones polémicas, como el penalti. Pero si algo hacía falta para redondear la tarde, era el gol de Elías Hernández. Un disparo de derecha, al ángulo, imposible para el portero poblano. El grito se multiplicó por el Azteca. Otra vez, como en su época dorada.   Por ALBERTO ACEVES