Que los partidos de local del América se realicen los sábados a las 21:00 horas, representa un golpe para el bolsillo de aficionados y comerciantes.
Cada 15 días, la familia Buenaventura recorre 69 kilómetros para alentar a sus Águilas. Parte de Coacalco, Estado de México, para así llegar al Estadio Azteca. En este peregrinar de ida y vuelta gasta hasta dos mil pesos en el pasaje de sus siete integrantes.
Al concluir los juegos, casi a la media noche deben recurrir a taxis, con el consecuente riesgo de la inseguridad.
“No tenemos carro, el regreso se nos complica bastante. Vienen niños y mujeres con nosotros, y debemos llegar temprano y salir corriendo por lo lejos que vivimos”, cuenta Antonio Buenaventura, de 48 años.
“A veces llegamos a las dos o tres de la mañana a nuestra casa. Gastamos hasta el triple en el transporte porque ya no alcanzamos Metro o camión”, comenta Ariana, la joven de 23 años de edad de la familia.
Otro tema que preocupa a la afición es la seguridad. Ricardo Nazario Quintanilla, de 35 años, asiste cada mes a El Coloso de Santa Úrsula, acompañado de sus hijos de siete y nueve años.
“A mis dos niños les gusta venir al estadio, pero la salida es muy noche. Vengo solo con ellos y es difícil cuidarlos, por su seguridad prefiero un horario más temprano, es mejor salir a las siete o nueve de la noche y todavía encontrar transporte público”, menciona Ricardo, quien de regreso paga un taxi que le cobra 200 pesos para trasladarlo al centro de Iztapalapa.
Estos juegos nocturnos también afectan el negocio de los vendedores ambulantes que se instalan en las inmediaciones del inmueble.
“Desde que se cambió el horario (en junio de 2016) bajaron las ventas casi 70 por ciento.
Tratamos de bajar el precio de la mercancía para sobrevivir, aunque ganemos un 10 o 15 por ciento”, explica Víctor Manuel Rodríguez, quien tiene 60 años de edad y 10 como vendedor de las playeras en El Coloso de Santa Úrsula.
“Antes venían hartos chamaquitos, los padres les compraban cosas a sus hijos, y por eso nos iba mejor”, agrega.
El mismo sentir comparte Carlos Gutiérrez, que tiene 15 años en el oficio.
“Como dice mi patrona (señala a sus esposa) ‘sale pal’frijol’, estamos aquí por que sí ganamos algo, pero la verdad, la gente podría asistir con más niños y familia en una hora más cómoda y segura”, comenta Gutiérrez.
Cabe mencionar que para la Jornada 5 de este Clausura 2018, el duelo en el que el América goleó en casa 5-1 a Lobos BUAP, fue el que registró la peor asistencia de ese fin de semana, sólo fueron 18 mil 259 aficionados al Azteca.
POR ALEXIS HERNÁNDEZ