La dinastía estadounidense de los pesos pesados tiene en Deontay Wilder su más reciente representante, quien mañana expone por séptima vez su cetro; el rival en turno es Luis Ortiz, quien llega con el deseo de ser el primer cubano con monarca del Consejo Mundial de Boxeo (CMB) en peso completo.
En el combate, que se disputa á en Nueva York, Wilder busca ampliar su reinado, pero el pleito conlleva un sabor especial, pues de ganar, agrandaría la dinastía estadounidense como la mejor y más grande de la historia en los pesos completos, una monarquía que ha tenido a leyendas como: Muhammad Ali, Joe Fraizer, George Foreman, Larry Holmes (y sus 16 defensas consecutivas), Evander Holyfield y Mike Tyson. Un séquito de antecesores que vieron a Wilder recuperar un cetro perdido desde el 12 de agosto de 2006, cuando el estadounidense Hasim Rahman cayó ante el ruso Oleg Maskaev.
Así, el anhelado cinturón verde pasó por las manos del nigeriano Samuel Peter, del ucraniano Vitali Klitschko y del canadiense Bermane Stiverne, hasta regresar a territorio estadouniden- se, de los puños de Wilder. Un giro inesperado en la vida de Wilder le marcó el camino.
Hace 12 años, Deontay salió de la Universidad de Shelton State, en Alabama, donde tenía proyectado. un futuro prometedor al figurar en varios deportes, en los que aspiraba a ser profesional, como basquetbol y futbol americano, al saber que sería padre de una hija con espalda bífida.
Se fue a trabajar como mesero y allí fue que el boxeo cambió su vida; destacó hasta ganar bronce olímpico en Beijing 2008 y ese mismo año debutó como profesional.
Aunque su trayectoria ha sido cuestionada por la elección de algunos retadores y por la crisis que vivió la máxima categoría del boxeo, enfrentará al rival más complejo de su reinado, pues el cubano Ortiz llega al pleito con foja invicta con 28 triunfos, 24 de ellos por la vía del nocaut.
Ademas, los puños de Ortiz acumulan más golpes, ya que El King Kong, como se le conoce, boxea desde los 10 años, en Camagüey. Será el duelo EU-Cuba que hace 40 años, durante la Guerra Fría, siempre se soñó. ¿Será una defensa más o un nuevo campeón, con nuevo nombre y nueva patria? Sus puños escribirán la historia.
POR KATYA LÓPEZ