Minneapolis se prepara para el Super Bowl

MINNEAPOLIS.- Las sensaciones en Minneapolis son eléctricas. El frío carga de nieve las ramas, las calles, y las hojas crujen sobre los tejados. En medio del viento, la gente resiste temperaturas extremas, bajo cero. Es viernes. El termómetro marca -17° centígrados, pero sigue habiendo colores de la NFL y del próximo SuperBowl. Los aficionados de Philadephia se abren camino entre la gente, a sabiendas que son minoría. Desbordan vitalidad y se revelan. Para ellos, no existe el nombre de Tom Brady. O tal vez sí, pero qué importa. Tienen a Nick Foles y Carson Wentz, además del apoyo moral de otras leyendas. Entre ellos: Kobe Bryant, cinco veces campeón de la NBA con los Lakers de Los Ángeles. “Fue increíble que Kobe estuviera con nosotros”, dice Jay Ajayi, corredor de los Eagles. “Sigue teniendo la misma mentalidad de cazador que cuando jugaba”. Y de esa inspiración, surge la parte más positiva de todas: la competencia. Porque del otro lado, está Nueva Inglaterra. El equipo al que o se odia o se ama. El que reúne a los quarterbacks más jóvenes, con el número 12 en la espalda. Esos son los Patriots. Mayoría en los lugares públicos y también en los eventos previos al SuperBowl LII. El Mall of America, centro de reuniones para medios y aficionados, refleja el dominio del azul y blanco. Vibran y chisporrotean como unos cables pelados al tocarse. En las tiendas deportivas, los encargados aseguran que el jersey de Brady se vendió en una semana y media, más que en los últimos tres SuperBowls en los que jugaron los Patriots. Y no exageran. Porque si uno cuenta entre unos y otros, en pasillos, salas o sitios de compra, por cada 10 aficionados de Nueva Inglaterra hay uno de Philadelphia. Las horas previas transcurren rápido. Acompañados de leyendas y ex entrenadores de la Liga, algunos jugadores de ambos equipos forman mesas de debate y acuden a programas de televisión, después de sus entrenamientos. A unos pasos de ellos, la gente hace fila para obtener un autógrafo. No faltan camisetas de los Vikings, de Sam Bradford y Case Keenum, que se quedaron a un paso de ser locales en este SuperBowl y que, sin embargo, ya no pelean por nada. Se prevé nieve para próximos días. Nieve y mucho color. Porque eso provoca este juego, uno de los más importantes para la sociedad estadounidense. Se nota en los anuncios y las publicidades. Es la cuenta regresiva para conocer al campeón.   Por Alberto Aceves
Temas