Si bien Enriqueta Basilio fue la primera mujer del mundo que encendió un pebetero olímpico, Pilar Roldán dio pasos que ninguna otra mujer del país se había atrevido a dar; aún con su rol de madre, y en una época en la que el gremio femenino cumplía a las presiones de los estándares sociales, la atleta se salió del molde.
Hoy celebra 50 años de ganar la plata olímpica en México 68; es la única mujer de Latinoamérica que ha subido a un podio de esta justa, en esgrima.
“Hace 50 años era demasiado difícil para las mujeres desempeñarse en el deporte y más aún lograr destacar. Yo tuve la fortuna de una formación en el deporte porque mis padres se dedicaban al deporte y mi esposo también me apoyó”, comenta Roldán, cuya pareja, sui géneris para la época, le ayudó a cuidar a sus hijos, durante su preparación deportiva. Sus padres fueron seleccionados nacionales en tenis, pero ella, tras leer la obra Los Tres Mosqueteros se convenció de hacer esgrima.
Pilar era una niña cuando tocó su primer escenario olímpico. Tenía 17 años cuando debutó en los lejanos Juegos de Melbourne 1956, y se ubicó en décimo sitio en florete.
Para Roma 60 se convirtió en la primera mujer abanderada de la Delegación Nacional, y dirigió al contingente en la ceremonia inaugural de la justa italiana, donde finalizó séptima.
Se casó en 1961 sin dejar el deporte. Se alistaba a los Juegos de Tokio 64, pero nuestras autoridades deportivas determinaron que la esgrima no asistiría a la justa nipona por falta de nivel.
Pilar ya sabía de la designación de México para los Juegos de 1968, y se preparó a conciencia para no volver a quedar fuera de una justa olímpica, y menos en casa.
Entrenó más fuerte que nunca y en el camino fue campeona Panamericana en Indianápolis 1967. En el torneo olímpico, la Sala de Armas Francisco Montes de Oca vio a Pilar ubicarse segunda en la primera pool, al ganar cinco de seis duelos, mejor ubicada que la campeona olímpica vigente, la soviética Galina Gorkohva; en la segunda ronda, de nueva cuenta fue segunda con tres ganados, y dos perdidos; pasó la fase clasificatoria, y en el pool final igualó con la húngara Ildika Rejto a 3-2, pero la azteca dio más toques y recibió menos, y ganó la plata. La soviética Yelena Belova se quedó el oro (4-1).
La medalla es histórica no sólo para nuestro país, además porque en México 68, las mujeres de América Latina sólo tuvieron a tres representantes en los podios: las mexicanas Pilar Roldán en esgrima y Maritere Ramírez en natación; así como el relevo 4x100m de Cuba que ganó plata, integrado por: Miguelina Cobian, Marlene Alejandre, Violeta Quesada y Fulgencia Romay.
Por KATYA LÓPEZ