Por: Alberto Aceves/El Heraldo de México
Eva Espejo no olvida, y a veces sueña, las tardes que solía dar clases en escuelas primarias. Salir de aquellas aulas, para dedicarse al futbol, era seguir con un plan que empezó a construirse desde sus primeros juegos como aficionada. Nunca jugó, pero esa extraña sensación de querer estar ahí, dirigiendo desde la banca, la llevó a prepararse profesionalmente para ejercer sin improvisar. Realizó prácticas en los Pumas, impartió cursos en la Escuela Nacional para Directores Técnicos y recibió la oportunidad del Pachuca, con la idea de llegar al equipo varonil. No obstante, su destino fue con las mujeres, con las que ya consiguió el título de Copa MX en el comienzo de la Liga Femenil.
¿Qué dificultades se enfrentan como DT?
Tiene su complejidad, pero no sólo por tratarse de niñas. Es un error que hemos cometido como sociedad, pensar que es más difícil liderar mujeres. El reto es grande, aunque resulta normal. Cómo cambiar el ánimo de una chica que siempre está enojada o la que se pasa de alegre… Ese tipo de problemas se encuentran en cualquier grupo.
¿El futbol distingue géneros?
No. El futbol no sabe de géneros, sólo de pasiones. Este club no ha visto en nosotras sólo el género, sino nuestras capacidades. Cada uno tiene el puesto que tiene por su capacidad, no por ser hombre o ser mujer.
¿Y cómo es la exigencia?
La vida en este deporte es muy demandante. Es celoso, tienes que estar trabajando las 24 horas. Son muchas emociones en muy poco tiempo. Implica gestionar emociones, no sólo propias sino las de un grupo. Y además mantener un equilibrio en la vida personal.
¿De dónde surge su pasión por el futbol?
Tengo una familia que es muy futbolera. Mi papá siempre me llevaba a los estadios desde muy pequeña y ahí le agarré el gusto a los partidos. Nunca jugué en un equipo, pero fui maestra. Traté de buscar una carrera afín, aunque iba para Ciencias Políticas. Siempre tuve la vocación de enseñar, eso se complementó con la carrera de técnico.
¿Qué representa jugar en estadios de Primera División?
Una emoción muy grande. Poder competir y consolidar sueños lo hace mucho más emotivo, nostálgico, es un aliciente para las jugadoras. Yo tengo un recuerdo muy particular de la Copa Confederaciones de 1999, en la final contra Brasil. Estuve muy cerca de la cancha y veía a Jorge Campos, Cuauhtémoc Blanco y Ronaldinho, que era muy pequeño. Son cosas que me emocionan.
¿La presión que hay sobre el equipo varonil del Pachuca, la heredan también ustedes?
Pachuca es una institución muy competitiva. No sólo a ellos se les exige. Desde que inicié este sueño, me imaginaba estar en un equipo de Primera División. Siempre aspiré a dirigir a los hombres, porque era lo había en ese momento. Hoy, ya fuimos campeones en la Copa y buscaremos seguir creciendo, al igual que esta nueva Liga.05