A pesar de no ser el deporte más popular en el país, el tenis tuvo su época dorada entre las raquetas nacionales, con grandes figuras como Rafael “Pelón” Osuna y Raúl Ramírez, los dos mejores jugadores mexicanos, que incluso llegaron a coronarse en Wimbledon.
El mítico Osuna, quien llevó a México a su única final de Copa Davis, llegó a tener cuatro títulos de Grand Slam entre sencillos y dobles, pero fue en este último donde logró llevarse el título en la hierba de Wimbledon cuando ganó las ediciones de 1960 y 1963. La primera, al lado del estadounidense Dennis Ralston y en el 63 triunfó con su compatriota Antonio Palafox.
Por su parte, Raúl Ramírez, quien llegó al número 1 en el ranking de dobles en 1977 y al número 4 en individuales en 1976, ha sido el mexicano que más finales de Grand Slam jugó con ocho en total, en dobles (7) y dobles mixtos (1).
Nunca jugó el Abierto de Australia, pero fue en Wimbledon donde disputó tres finales, la primera en 1973 en dobles mixtos, donde quedó subcampeón con Janet Newberry, de Estados Unidos. En 1976 consiguió finalmente el título con su pareja habitual, el estadounidense Brian Gottfried, con quien regresó en 1979 para quedar finalista.
El último mexicano en disputar un título en el All England Lawn Tennis and Croquet Club, fue Leonardo Lavalle con el argentino Javier Frana, cuando quedaron subcampeones en 1991.
Pero Wimbledon más allá de los títulos también tiene buenos recuerdos de los mexicanos, Luis Enrique “Araña” Herrera, una de la últimas figuras del tenis nacional, dejó recuerdos imborrables como las victorias sobre leyenda mundiales como Boris Becker y Jimmy Connors en el pasto londinense.
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