El australiano Daniel Ricciardo (Red Bull) ganó este domingo el Gran Premio de Azerbaiyán, una carrera totalmente caótica, marcada por un gran aumento de la tensión entre Sebastian Vettel (Ferrari) y Lewis Hamilton (Mercedes) en su pulso por el Mundial.
Por Juan Antonio de Labra
Se esperaba que el Gran Premio de Azerbaiyán fuera emocionante, pero no tan caótico. Y si uno mira la tabla de resultados, asombra ver a Daniel Ricciardo como vencedor… ¡habiendo partido en la décima posición!, mientras que Valtteri Bottas atravesó la meta como un rayo, dejando unos cuantos metros atrás al novato Lance Stroll, que le dio un significativo podio a Williams en el 40 aniversario de su fundación.
Y cuando parecía que Lewis Hamilton dominaría la prueba, tal como lo hizo en la clasificación, el inglés acabó en quinto lugar, antecedido por Sebastian Vettel, con el que entabló un inusual episodio que puso todavía más candela a todos esos inesperados acontecimientos, con un comportamiento antideportivo que seguramente será investigado para determinar el grado de culpabilidades.
En medio de esta rivalidad de campeones, que parece haber explotado en el complicado circuito callejero de Bakú, hubo otros muchos incidentes como el ocurrido entre Checo Pérez, que acabó abandonando, y su compañero Esteban Ocon, con el que ya venía arrastrando un intenso pique desde el Gran Premio de Canadá.
Ahora el francés se salió con la suya y devolvió la “cortesía” al mexicano. Para Force India no es sana esta disputa interna, sobre todo cuando había establecido una encomiable hegemonía de conjunto, hasta que sus pilotos se han enseñado los colmillos.
El toque que se dieron en la vuelta 20, en uno de los tantos relanzamientos de carrera, arruinó la oportunidad de que Checo repitiera su triunfo del año anterior en este escenario, ya que al comienzo se había colocado en un magnífico tercer lugar cuando Bottas y Kimi Räikkönen habían sufrido un roce que les hizo perder varias posiciones.
De este rocambolesco baile de lugares, y la suspensión momentánea de la carrera en la vuelta 23, también sacaron provecho otros pilotos, como fue el caso de Fernando Alonso, que consiguió, de una vez por todas, finalizar una carrera… y lo hizo en noveno lugar. Este resultado representa un tanque de oxígeno para la relación de McLaren con Honda, ya que el equipo inglés obtuvo sus primeros puntos en un campeonato desastroso debido al pobre rendimiento de la unidad de potencia del fabricante japonés.
Al final de esta carrera, que estuvo marcada por la incertidumbre, en el garaje de Red Bull se percibía un sentimiento contradictorio con el valioso triunfo de Ricciardo y, por otro lado, la rotura del motor de Max Verstappen. El holandés fue uno más de los pilotos afectados cuya mala suerte contribuyó al sorpresivo desenlace de un Gran Prix que sacó chispas en la llamada Tierra del Fuego.