Cuando Elisa Salas (CDMX, 1988) se adentró en el mundo de los caligramas sintió cierta “desesperación” de pensar que no contenían luces y sombras. A la manera de los poetas franceses Guillaume Apollinaire y Stéphane Mallarmé, los mexicanos José Juan Tablada, Octavio Paz y Efraín Huerta también escribieron poemas visuales. A la artista mexicana, le cautivaba pensar en el peso que las palabras podrían tener y en cómo sería tocar un poema.
Escultora de formación, a Salas le interesaba la tridimensionalidad, pero también la palabra: en el caligrama encontró la forma de dar salida a sus inquietudes artísticas. Desde hace nueve años comenzó a experimentar con ellos: “Empecé haciéndolos con los poetas malditos, después con mis propios tuits, con mis poemas y mis cuentos, con microficciones y fue una forma de encontrar una estética en donde además puedo plasmar diferentes dimensiones”.
Más de 40 piezas, desarrolladas por la artista a lo largo de casi una década, se reúnen en “Caligramas posmodernos”, exposición seleccionada por la Alianza Francesa para exhibirse (hasta el 14 de abril, en sus sedes de Polanco e Interlomas) en el mes de la francofonía. Se trata de una muestra representativa de las diferentes series que Salas ha desarrollado: desde las creadas a partir de los versos de los poetas malditos franceses y algunos propios o de poetas mexicanos como Villaurrutia, hasta esculturas en las que la artista cumple el deseo de dar forma a las palabras.
“Cuando llegue a la poesía de vanguardia y empecé a leer su manifiesto y sus ideas románticas de sacar las palabras de los libros, de darles un lugar en el espacio, pensé en la fuerza de gravedad, en ¿qué sería tocar los poemas, verlos, sentirlos desde otros sentidos?”, dice. Salas fue experimentando y refinó su técnica, de acuerdo a la imagen que quería plasmar recargó más el trazo, amontonó más las líneas y creó las anheladas luces y sombras que no había visto.
Al momento, la creadora ha pintado caligramas en casi cualquier superficie y con diferentes técnicas en un afán por maximizar el significado de las mismas: pero quizá el ejercicio más acabado está más cerca de la escultura y lo logró con una pluma 3D que permite escribir en el espacio con un material que se derrite llamado Abs: “Pensé que eso era lo que soñaban los poetas, querían plasticidad en las palabras, querían que tuvieran una forma y un peso, de esta forma, en esta exposición, siento que ya estoy cumpliendo con su manifiesto”, dice.
ELEMENTOS
- Los caligramas de Salas pueden nacer a partir del poema o del dibujo
- Los ha realizado en metal, en madera; con óleo, grafito o acrilico
- La artista está escribiendo una historia del caligrama que incluye a los poetas mexicanos
LSN
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