Muchas son jefas de familia, se niegan a perder su buena actitud y se vuelven creativas para que sus hijos sobrevivan en estos tiempos de escasez de conciertos. Sin embargo, no están dispuestas a prostituir la profesión, bajándose el sueldo por tocada.
“¡Para nosotras es más difícil cobrar! Nos pagan menos que a los grupos de varones, nos regatean muchísimo. Por ejemplo, si un grupo varonil cobra 5 mil 500 pesos por hora, a una agrupación femenil lo máximo que le quieren pagar son 4 mil. ¡Es increíble, pero lo vivimos día a día! No valoran tu trabajo”, lamentó Alma Rocío Corona, fundadora y directora del Mariachi Femenil Las Perlitas Tapatías (1989), en entrevista con El Heraldo de México.
Tras más de dos años de pandemia, la creatividad femenina salvó a muchas familias, porque los ingresos en el mundo artístico se volvieron prácticamente nulos.
“Ha sido complicado porque la mayoría son mamás solteras y jefas de familia. Con la pandemia se cerraron todos los espacios para presentarnos; sin embargo, una de nuestras ventajas es que para cuidar a los hijos sacamos fuerza y creatividad. A quien le gustaba cocinar comenzó a vender comida o postres; a quien le gustaba la artesanía comenzó a hacerlas y venderlas. En casa comenzamos a fabricar trajes de mariachi, a hacer moños, tocados… Ví a muchos compañeros desesperados, pero a nosotras no se nos cerró el mundo. Tienes que sacar a tus hijos adelante”, añadió.
Por otra parte, Guadalupe Martínez, del Mariachi Femenil Nuevo Tecalitlán, explica que la pandemia ha cambiado las presentaciones de forma inesperada. Antes, tocar en cumpleaños era la tradición, pero ahora han sido los sepelios.
“Muchos clientes recurrentes se vuelven amigos o hasta familia. Lamentablemente nos ha pasado que algunos cumpleaños se pospusieron y, después, tuvimos que ir al funeral. Intentamos ver el lado positivo de la pandemia, que nos ha enseñado que tenemos que aguantar y ser resilientes, tenemos que prever y ahorrar. Nos sentimos bendecidas porque seguimos teniendo trabajo; son pocos los mariachis que mantienen agendas activas. Tampoco vamos a prostituir nuestro trabajo y recibir lo que nos quieran dar, ¡no! Se respetan los salarios de las chicas, aunque las presentaciones sean menos”.
Contribución femenina
La mujer aportó un cambio total en la forma de vestir: los trajes de gala para presentaciones comenzaron a exhibir colores vivos. “Hace 33 años, Las Perlitas Tapatías transformaron el traje charro con colores que no se usaban ni en mariachis, ni en la charrería: rosa mexicano, rojo, azul celeste. La falda se hizo corte sirena, más estilizada”, detalla Rocío Corona.
Guadalupe Martínez, diseñadora de los trajes del Mariachi Nuevo Tecalitlán, explica que los costos varían dependiendo de la calidad de la tela, los bordados y los accesorios. “Los diseños son exclusivos. Ningún bordado greco o botonadura es igual. El costo de un traje depende de los materiales. Por ejemplo, los trajes que usaba Vicente Fernández tenían hilos de plata u oro y su botonadura igual. Pero en promedio un buen traje de charro anda entre 12 y 20 mil pesos”, afirma.
La música ha sido una fuente de ánimo para que muchas mujeres vulnerables puedan enfrentar la violencia familiar, la pobreza y la depresión. Las Perlitas Tapatías hicieron su propia escuela de música, buscando perfiles nuevos; además, el plantel ha sido terapéutico y una salvación al convertirse, también, en una red de apoyo.
“Han llegado mujeres maltratadas y viudas que ya no encontraban cómo sobrevivir. Aquí se forjaron un oficio: la música. Por ejemplo, una mujer de 28 años, con cuatro hijos, se enseñó a tocar la trompeta. Otra mujer sufría violencia intrafamiliar y, en una discusión, el marido la acuchilló; la dieron casi por muerta. Llegó a Guadalajara sin dinero, sin trabajo y con hijos que mantener. Yo le ofrecí que viniera a la escuela para aprender a tocar, creció en el grupo y ahora ya es abuela y sacó a todos sus hijos adelante. Eso me da muchísimo gusto”.
Para la familia Martínez la cultura musical mexicana es tradición: sus miembros integran diversos mariachis, como el Vargas de Tecalitlán, el Nuevo Tecalitlán y el Mariachi Ángeles. Algunos de ellos son maestros de música para otras agrupaciones de mariachi en distintas partes del mundo, como era el sueño de su patriarca, Pepe Martínez.
“Viniendo de una familia de músicos de mariachi, no hemos sufrido desventaja; siempre se nos ha apoyado para mejorar y crecer. Desde niños, nos enseñaban a tocar. Y ahora mi hermana, Adriana, inculca en sus niñas ese gusto por el baile, el canto y la música. Es algo natural, como una herencia familiar. Entonces, nunca habernos sentido inferiores o discriminadas llega a ser una bendición”, explica Guadalupe Martínez.
“En cuestión laboral, admiro y respeto mucho a las mujeres y siento que la discriminación sl de los mexicanos que se dedican a la música, son mujeres.e da por falta de conocimiento sobre nuestras aportaciones. Si te fijas, por lo general, si se trata de contratar un artista mexicano de música regional, priorizan a un hombre y no a una mujer. Poco a poco estamos quitando esos estereotipos. Es una labor que también tenemos como familia”, concluye.
DATOS
- Origen: Estos grupos tienen su raíz en Cocula, Jalisco, donde también hay un museo.
- En Jalisco se realiza anualmente el Encuentro Internacional del Mariachi.
- Las mujeres han transformado colores y atuendos típicos.
- El traje al inicio era ropa de manta de algodón y paliacate rojo en la cintura.
- El 21 de enero se celebra el Día Internacional del Mariachi.
- En 2011, la UNESCO declaró al mariachi Patrimonio de la Humanidad.
- 70 kilómetros separan a Guadalajara y Cocula.
- 8 integrantes forman el mariachi tradicional.
- En la década de 1940, el mariachi tuvo popularidad con el cine de oro.
- 5 grupos de mujeres mariachis por cada 100 de hombres.
- 7.4% de los mexicanos que se dedican a la música, son mujeres.
CAR