Cuando en plena pandemia el COVID-19 atacaba y la gente requería oxígeno suplementario, Berta Kolteniuk (CDMX, 1958) comenzó a imaginar de qué color sería el aire.
La reflexión se hizo más profunda cuando el 25 de mayo de 2020, la brutalidad policiaca de Mineápolis terminó con la vida del afroamericano George Floyd por asfixia.
“Tuve una reacción muy fuerte ante ese acto violento e injustificado y traté de pintar el respiro, que era justamente lo que él no podía hacer y lo que todos temíamos no hacer y por ello acabar en el hospital”, cuenta la artista.
A partir de esta idea surgieron obras como I can’t breathe, una instalación de 54 paneles de diferentes tonos de azul con un horizonte blanco con los que emula la respiración; es una de las piezas principales de Ese pequeño punto azul, exhibición individual de la artista, que ofrece el Museo de la Ciudad de México hasta el 5 de junio próximo.

Aunque incluye piezas anteriores a la pandemia, la muestra “es justamente el trabajo de los dos años viviendo con el COVID. La pandemia nos metió en una situación emocional de fragilidad y vulnerabilidad muy grande que traduje a mi obra”, dice.
La paleta de colores de la artista se volvió tenue y abundó en la técnica de la pintura expandida, prueba de ello son tres de las 40 lacas que hizo en conjunto con el Instituto de Investigaciones en Materiales de la UNAM, en donde estudió la densidad y viscosidad del material y del color.
“Mi obra está entre lo microscópico y lo macroscópico", añade la creadora.
PAL