ROCK

Cuando el rock calló; el Festival Rock y Ruedas de Avándaro

Medio siglo después, una investigación revela la oscura campaña que satanizó el icónico festival

CULTURA

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Festival Rock y Ruedas de Avándaro. Foto: EspecialCréditos: Foto: Especial

"Degradación juvenil. ¡Todos somos culpables!", cabeceó a ocho columnas una publicación de la época. Habían pasado pocos días del Festival Rock y Ruedas de Avándaro y la campaña en su contra había comenzado. Lo que había sido una concentración de casi 300 mil jóvenes para escuchar rock, durante el 11 y 12 de octubre de 1971, terminó convertido en un escenario de perversión, desbordado por el sexo y las drogas, que contribuyó a silenciar la escena musical rockera mexicana y la posibilidad de que los jóvenes volvieran a concentrarse en un sólo sitio.

El culpable, Mario Moya Palencia, entonces secretario de Gobernación, durante la presidencia de Luis Echeverría Álvarez. Las pruebas para achacarle el perverso plan, característico del PRI más "monolítico y autoritario", las actualiza Federico Rubli, entonces reportero de la revista "México Canta" para la cubrió el célebre festival, quien las presenta medio siglo después junto a las fotos de Graciela Iturbide en la reedición conmemorativa que hace Trilce de "Yo estuve en Avándaro".

"Por décadas, Avándaro estuvo satanizado, se le vió como un episodio oscuro, no fue algo de lo que se habló abiertamente", dice. Rubli retomó el tema iniciando el milenio y consultó los archivos de la extinta Dirección Federal de Seguridad (DFS) para conocer desde adentro lo que había pasado. Su hipótesis sostiene que Moya Palencia tuvo dos motivos para desacreditar el festival: primero, vio en él la posibilidad de aniquilar cualquier intento de organización juvenil y acallar el espíritu contestatario del rock; y segundo, utilizó la campaña difamatoria para quitarse de enfrente a su adversario político camino a la Presidencia: Carlos Hank González, entonces gobernador del Estado de México y a quien se le achacó permitir el degenere.

La campaña, con los medios al servicio del poder, fue exitosa: Avándaro quedó proscrito y el rock silenciado. El empuje (con decenas de tocadas realizándose, cientos de bandas surgiendo y disqueras dispuestas a grabarlas) ya no volvió sino varias décadas después. "Muchos dejaron el rock, otros, que eran músicos excelentes emigraron a Estados Unidos en busca de mejores oportunidades". El mismo Rubli fue una víctima de la censura.

"En 'México Canta' documente lo que había pasado, pero como a las dos semanas el director me dijo: 'me llamaron de Gobernación y no quiero tener problemas',  me pidió que ya no escribiéramos del festival, 'ya no vamos a hablar de rock mexicano, mejor dedícate a hacer reseñas de grupos ingleses, olvídate del rock mexicano y de Avándaro'. Eso me llevó, en 1976, a abandonar mi actividad como columnista y reportero de rock", cuenta.

  • 2 días duro el festival realizado en Valle de Bravo
  • 300 mil personas se calcula que asistieron 
  • El libro de Trilce cuenta con textos de Luis de Llano y Justino Compeán
  • Rubli también revela la identidad de la llamada "encuerada de Avándaro"
  • Documenta que hubo agentes encubiertos que mandaron informes a Gobernación el mismo día

PAL