MOVIMIENTO ESTUDIANTIL 68

Elena Poniatowska revela TÉTRICA historia con Luis Buñuel en la cárcel de Lecumberri

La escritora mexicana recordó momentos que vivió en el Palacio Negro cuando recopiló testimonios para su libro ‘La noche de Tlatelolco’

CULTURA

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Elena Poniatowska revela historia con Luis Buñuel (Foto: Cuartoscuro)Créditos: Foto: Cuartoscuro

Posiblemente, ‘La noche de Tlatelolco: Testimonios de historia oral’ fue la gran obra de Elena Poniatowska, libro basado en la matanza estudiantil de 1968 en el gobierno priista de Gustavo Díaz Ordaz.

Ahora, 50 años después de la publicación (1971), la escritora mexicana nacida en Francia recordó momentos de lo que fue el trabajo para recopilar las historias de los estudiantes e intelectuales que vivieron la represión gubernamental en aquella época.

En entrevista con Martha Anaya en su programa con El Heraldo Televisión, la princesa que renunció a sus títulos nobiliarios contó un momento que vivió con el director español, Luis Buñuel, en Lecumberri, la cárcel donde fueron encerrados los presos políticos.

Sin faltar a su costumbre de escritora, comenzó su relato describiendo cómo era el Palacio Negro, ahora el Archivo General de la Nación. “Haz de cuenta que era una inmensa estrella de hierro caída sobre la tierra. Ahí detrás, curiosamente, la crujía J era la de los jotos, a la que me dijo Buñuel que quería ir a ver”, apuntó.

Para poder ingresar, la también periodista le pidió permiso al general Martín del Campo, el entonces director de la cárcel. No puso objeción, pero había una única solicitud: los reclusos tenían que “verse bien”.

“A uno que no se quiso quitar el maquillaje, lo tallaron con un ladrillo. A Buñuel no sabes cómo le impresionó. Decía: ‘Hay que obedecer, hay que obedecer’. Para mi fue un aprendizaje extraordinario y amistades que duraron durante años”, explicó.

Lecumberri fue un lugar de costumbre desde que fue de visita con los ferrocarrileros en 1958, donde conoció a personajes como Demetrio Vallejo, Alvaro Mutis, José Revueltas o David Alfaro Siqueiros.

“Recuerdo que Siqueiros tenía siempre los pelos todos parados. Le decía: ‘Maestro, mire cómo tiene el pelo, ¿por qué no se lo peina?’ Y me responde: ‘Me peina regularmente el Partido Comunista’”, dijo entre risas.

Explicó que para muchos de los presos ir al Palacio Negro era, de alguna manera, mejorar su vida, pues algunos eran muy pobres y ahí recibían tres comidas al día. “Era gente llena de talento, incluso se montaron obras”, expresó.