A la manera de aquella misteriosa pintura que cambia la vida del joven Dorian Gray en la historia de Oscar Wilde, la escritora mexicana Ana Alicia Aguirre (Guadalajara, 1973) novela la acción reformadora del arte en “La mujer del retrato” (Textofilia, 2021), segunda novela con la que intenta retratar las fibras que mueven al amor en la época contemporánea.
“El arte tiene la capacidad de transformar. Transforma a los artistas desde que lo conciben y durante todo el proceso creativo; transforma a los espectadores y transforma al mundo; esta historia habla de un cuadro que irrumpe en la vida de los personajes y los transforma”, cuenta la autora en entrevista.
Lorea es una mujer joven, bella, seductora y exitosa, casada con Pedro. Sus vidas se transforman después de conocer a Claudia, un artista hiperrealista, atormentado que rápidamente seduce a Lorea. Entre ellos, se crea un triángulo amoroso en el que un retrato termina por definir sus vidas
“Está no es una novela personal, es una novela de inquietudes, de interrogantes; es una novela que, por el contrario, sale de mi para iniciar un recorrido que trata de encontrar respuestas y alumbrar algunas zonas para aclarar ideas, zonas oscuras que acaban planteando más dudas, pero que de cualquier forma, van acomodando algunas cosas”, dice Aguirre.
Radicada en la Ciudad de México, la autora es arquitecta de formación; formó parte de la antología “¡Madres! Cuentos y precauciones de maternidad” (Textofilia, 2011) y en 2016, publicó su primera novela “Ola Errante” (Los Reyes). En “La mujer del retrato”, ha tratado de mostrar los engranes del amor actual. El arte como acontecimiento.
“Hay un rasgo completamente simbólico en el arte que tiene mucho que ver con la manera en la que se experimenta en la actualidad el amor; en el mundo del acontecimiento los objetos y las piezas artísticas son generadoras de sensaciones de carácter temporal y lo mismo sucede con el amor: la experiencia artística se vive en el tiempo que dura la exposición, los artistas montan happenings, la experiencia artística depende de la temporalidad de la pieza y esta novela aborda el tema en este mismo contexto: la experiencia del amor como acontecimiento”, plantea.
Aguirre comenzó a escribir desde pequeña, contagiada por el gusto por los libros que siempre tuvo su familia lectora. A ella le engancharon los clásicos:
“Me encantan los rusos, Tolstoi, Dostoievski, pero también ingleses como Dickens, los leí mucho en la adolescencia; me encanta Baricco, Houellebecq, y hay escritoras que me gustan como Rosa Montero, mexicanas como Guadalupe Nettel”.
Por: Luis Carlos Sánchez
DRV