CÚPULA

KIXPATLA; cambiar de vista, cambiar de rostro

La exposición nos hace ver la existencia de un movimiento sísmico, profundo y creativo

CULTURA

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EXHIBICIÓN. Kixpatla. Cambiar de vista, cambiar de rostro. Cortesía: Colegio de San Ildefonso.Créditos: Colegio de San Ildefonso

El proyecto  Kixpatla es una iniciativa de académicos e investigadores que desde hace décadas observan distintas manifestaciones contemporáneas desde la perspectiva de la antropología del arte. Se trata de Natalia Gabayet, Anahí Luna, Johannes Neurath, Alessandro Questa, Iván Pérez Téllez y Aristóteles Barcelos Neto, quienes han propuesto una revisión crítica colectiva de ciertas obras del arte actual, cuyo vínculo con cosmologías de pueblos originarios —sus conceptos de persona y territorio, su relación con la alteridad y experiencias de resistencia, diálogo intercultural, adaptación y transformación—, revela la irrupción de un arte en el continente americano que hace tiempo no cabe en los viejos casilleros del folklore, el arte popular o indígena, pero que tampoco los incluye del todo en el arte contemporáneo, aunque sus obras aparezcan en catálogos de museos. Si bien forman parte del arte que se produce hoy día, lo hacen a partir de su vinculación personal, familiar y cultural con pueblos y comunidades indígenas, lo que implica un ejercicio de reivindicación política, una postura crítica y disidente frente al orden dominante.

Kixpatla nos hace ver la existencia de un movimiento sísmico, profundo y creativo, que sucede en distintos territorios, culturas y ámbitos nacionales, y cuya existencia invita a la academia e instituciones culturales a mirar en esas direcciones, atender sus manifestaciones y escuchar los nuevos relatos conceptuales que emanan de esas creaciones, así como a registrar y difundir la emergencia de procesos que ocurren en todo el continente en ámbitos considerados, por mucho tiempo, subalternos y periféricos.

LA MUESTRA

  • Es una invitación a mirar con los ojos de los artistas. Se trata de ponernos en su lugar y, como sucede en las ceremonias con el uso ritual de la máscara, cambiar de vista, cambiar de rostro.

No es sencillo definir un proceso cultural en ebullición y transformación; un movimiento telúrico con múltiples epicentros y réplicas en diversos contextos, que quizá podemos considerar como una nueva ola de liberación anticolonial y disruptiva y rebelde, con manifestaciones tanto en las artes como en la organización política, y que no se ajusta a los discursos nacionalistas ni indigenistas que han dominado la perspectiva oficial y, por el contrario, actualiza y resignifica el patrimonio espiritual, simbólico, natural, mítico y político de pueblos que han resistido, y resisten aún, formas de dominación neocolonial y las estructuras ideológicas y políticas de los estados en América Latina, tanto como el capitalismo global.

Kixpatla encuentra residencia en el Colegio de San Ildefonso, institución fundada a fines del siglo XVI y cuna del movimiento mural, lo que nos invita a imaginar diálogos entre la memoria y el patrimonio que resguarda y los proyectos expositivos que programamos. Si durante el siglo XX el muralismo y la llamada escuela mexicana de pintura tomaron como tema de representación al México indígena y campesino —e hicieron de este ejercicio una forma de suscribir el proyecto nacionalista heredero de la Revolución, de acompañar el indigenismo que el estado mexicano asumió como parte de la ideología oficial e incluso de vislumbrar la posibilidad de una sociedad socialista—, los artistas indígenas actuales nos hacen ver su discrepancia frente a la mirada de un arte que los objetualizó y aspiró a representarlos; por eso con su obra confirman su lugar en el arte contemporáneo como sujetos creadores que ejercen una postura crítica del orden social de las artes en el que desarrollan su trabajo y se asumen como una ruptura con aquellas estéticas del siglo XX que se refieren a ellos, incluso con las que desde una perspectiva occidental o revolucionaria quisieron reivindicarles.

PUNTOS CLAVE

  • Proyecto en torno al arte contemporáneo desarrollado por artistas de comunidades amerindias.
  • Kixpatla es un concepto-praxis masewal, sobre la capacidad de transformación de los humanos.
  • En la exposición virtual, el público podrá conocer fotografías, documentales y entrevistas.
  • Además, tiene cuatro ejes temáticos: Modernidades, Alteridades, Ensamblajes y Territorios.
  • Asimismo, se puede consultar la memoria del seminario académico desarrollado en línea.

No es anecdótico que este ejercicio expositivo suceda en San Ildefonso, donde Jean Charlot pintó la "Masacre del Templo Mayor", Fernando Leal creó "Los danzantes de Chalma" y Clemente Orozco representó los mitos históricos de la abnegación de Malinche ante Cortés y la compasión franciscana frente a la postración indígena. Por ello, esta muestra es a la vez un sí y un no: sí a la capacidad del arte de representar el espíritu de una época, al arte y a la cultura como grandes laboratorios desde los cuales se observa el presente, se interpreta el origen y se ensaya el futuro; pero no a la perpetuación de los mitos en que se fundan estados que se resisten a reconocer derechos de pueblos y comunidades; no –en definitiva– a la subordinación, racista y excluyente, de la creatividad de unos frente al poder hegemónico, imaginario o creativo, de los otros. Parafraseando a Octavio Paz, alumno destacado de San Ildefonso, si las obras de esta exposición se inscriben en un devenir histórico, en una tradición, ésta es la de la ruptura.

Kixpatla nos recuerda que la diversidad y perspectiva de los pueblos originarios, indígenas o nativos, no caben siquiera en esos conceptos, impuestos desde arriba y desde afuera, y que a pesar de la violencia sistémica que padecen son capaces de liberarse incluso de su imagen en los muros que quisieron reivindicarles, pero que también fueron instrumentalizados para encerrarlos en las celdas del arquetipo. Una visita a la exposición virtual desplegada en el sitio del Colegio nos muestra con claridad que la cultura y el arte indígenas forman parte fundamental de nuestro presente tonto como del pasado, e invita a imaginar un futuro mejor a partir de muchos de los saberes que los artistas expresan, donde destaca la capacidad de resistencia y rebeldía, creatividad e imaginación, dignidad y disidencia de los pueblos y comunidades, de manera que estos referentes nos ayuden a todos a salir de la distopía en que se ha convertido la realidad que habitamos.

Por Eduardo Vázquez Martín

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