ARQUITECTURA

Centro Roberto Garza Sada: puerta de la creación

La obra del japonés Tadao Ando se inspira en la universidad como lugar de encuentro y experiencias

CULTURA

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TADAO ANDO. Centro Roberto Garza Sada, Universidad de Monterrey, 2013. Foto: cortesía UDEM.Créditos: Foto: cortesía UDEM.

La obra de Tadao Ando, parte de la Universidad de Monterrey, funge como espacio de formación para futuros profesionistas de arte, arquitectura y diseño. Las montañas que rodean el campus conquistaron al arquitecto, quien no dudó en integrarlas a su obra y enmarcarlas con el imponente edificio de su autoría.

El proyecto es realidad gracias a la iniciativa de doña Márgara Garza Sada de Fernández, quien visionó el Centro Roberto Garza Sada de Arte, Arquitectura y Diseño de la UDEM como homenaje a su padre, don Roberto Garza Sada. Su intención fue convertirlo en un “portal de conocimiento y crisol para la creatividad”.

Para el arquitecto, premio Pritzker de arquitectura 1995, representó su primera obra en Latinoamérica. Tadao Ando se inspiró en que la universidad es el lugar donde jóvenes talentosos se encuentran, acumulan experiencias y luego parten al mundo, es decir, es una entrada y punto de partida en sus vidas. Con esa idea creó un proyecto que simboliza una puerta, como una poderosa bienvenida, a través de la cual se puede ver el paisaje montañoso del Parque Nacional Cumbres.

Arquitectónicamente, el CRGS es un edificio introvertido. Masivo, de apariencia sólida y uniforme al exterior y, sin embargo, abierto y fluido al interior. Sus seis niveles albergan salones, talleres, auditorios, galerías y oficinas organizadas alrededor de un eje vertical distributivo, por el que discurre, casi teatralmente, una escalera monumental que crea situaciones únicas en cada nivel y rincón del edificio. Así pues, uno puede encontrar en este recorrido, diversidad espacial donde compartir, convivir, estar y debatir ideas.

Gracias a su diseño, fomenta la interdisciplinariedad en la actividad didáctica y el diálogo de estudiantes y profesores. Los vacíos de la composición arquitectónica sirven para relacionar visualmente los espacios interiores con el contexto urbano y natural del exterior: La Huasteca, al poniente, y Monterrey, al oriente. El proyecto es una lección de arquitectura viva para todos los que tenemos la fortuna de vivir el edificio.

En julio de 2017, tuve la oportunidad de visitar la oficina de Tadao Ando en Osaka, Japón. Como es tradición en la cultura japonesa, planeé el viaje pensando en llevarle un presente. En vez de un objeto, solicitamos a todos los alumnos fotografías de ellos usando el edificio. En una semana recopilé unas mil imágenes que entregué al arquitecto. Mientras estuve con él, apenas levantó la cabeza de ellas y se deleitó repasándolas varias veces. Creo que fue un acierto llevar un registro de su obra viva, ya que el maestro japonés, de 80 años, no ha regresado a su construcción.

Se han hecho adecuaciones al contexto del edificio, ahora lo acompaña la escultura Teorema lunar, de Manuel Felguérez, que articula la transición entre el paisaje y un extenso proyecto de 90 mil metros cuadrados de la arquitecta Tatiana Bilbao, bajo el nombre de Estoa. Esta parte del campus es la nueva puerta y el presente de la UDEM; representa la visión arquitectónica y comunitaria que la universidad muestra al mundo.

Por Carlos García González

avh