Es bien sabido que la fotografía es arbitraria, contiene símbolos y representaciones que interpretan la realidad. A través de una mirada llena de feminidad, así es el trabajo de Maya Goded quien tras más de veinte años ha puesto en contraste la imagen delicada de la mujer y presentar un enfoque crudo, visceral e inefable de las féminas.
Nacida en la Ciudad de México a principio de los años 70, Goded comenzó a interesarse por la fotografía desde los 15 años. A diferencia de la mayoría de sus colegas de generación, Maya optó por la fotografía documental como el camino perfecto para expresar sus preocupaciones más íntimas desde su infancia, a través del contacto con los otros.
La también cineasta aborda los temas de la sexualidad femenina, la prostitución, la violencia de género, además investiga y documenta el trabajo de chamanes, curanderos, y medicina ancestral. El estilo y retórica visual de Goded se ha caracterizado por confrontar al espectador con lo que ve, y más que observar una imagen, se percibe dentro de ella.
La fortaleza de la mujer
“Estos años que he estado fotografiando a la mujer en situaciones extremas que, de pronto pareciera que es muy vulnerable, pero al mismo tiempo, es de una fortaleza que sostiene una familia, un país y una cultura”.
Goded se ha interesado por enfocar, a lo largo de su obra, asuntos escondidos, ocultos o reprimidos por la moralidad de la sociedad. Sin embargo, a través de imágenes Maya confronta aquello que la gente no quiere ver. Así funciona, por ejemplo, los paisajes tomados en la zona fronteriza de Ciudad Juárez: no son espacios vacíos, sino espacios vaciados de un cuerpo femenino cuya vida fue violentamente arrebatada.
Una de sus series fotográficas más emblemáticas fue ‘Welcome to Lipstick’, en la que retrata el erotismo, prostitución, muerte y situaciones precarias, delimitadas por la Zona en Reynosa, Tamaulipas, muy próxima a la frontera de México con Estados Unidos. Se trata de un pueblo alcanzado por el narcotráfico, la migración y los negocios sexuales. Es una realidad oculta que genera escalofríos si se mira con atención.
En 2009, la fotógrafa visitó la zona que se encuentra catalogado como “zona roja” y se entremezcló con la cotidianidad interna de la región que se ha transformado en una prisión de la que, como mujer, es difícil de salir. Limitadas a cuerpos de fácil manipulación, las mujeres que viven en esta región se enfrentan a una realidad distópica. Entre erotismo, sadismo y precariedad, la violencia se aparece dando la bienvenida: Welcome to Lipstick.
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