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Nueva obra: 'El sueño de Diego Rivera'

Con un proyecto del arquitecto Mauricio Rocha, el Museo Anahuacalli construye la Ciudad de las Artes que ideó el muralista; estará listo a finales de este año

CULTURA

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En la década de los 30 del siglo XX, Frida Kahlo y Diego Rivera compraron un terreno en el Pedregal, donde planeaban construir un rancho en el que pudieran producir su propia leche y miel. A su regreso de San Francisco, en 1941 –donde pintó Unidad Panamericana–, el muralista decidió construir un lugar para resguardar su colección de arte prehispánico y mostrarla.

Junto con su amigo Juan’ O Gorman, Rivera proyectó y levantó lo que hoy es el Museo Anahuacalli. Hasta su muerte, en 1957, el artista dedicó tiempo y dinero a la construcción de un proyecto que integrara el paisaje pedregoso con la funcionalidad arquitectónica y la cosmogonía prehispánica. Su hija, Ruth, continúo con el proyecto, pero siguió inconcluso. Rivera soñaba con una Ciudad de las Artes, que incluía varios edificios y plazas.

Setenta años después, el anhelo del muralista está por cumplirse: bajo la dirección del arquitecto José Luis Cortes y el proyecto de Mauricio Rocha, el Museo Anahuacalli concluirá, a finales de este año, la obra de ampliación de sus instalaciones y su equipamiento, en el primer semestre de 2021.

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SUPERFICIE. El terreno natural del museo tiene cuatro hectáreas. Foto: Leslie Pérez

Rocha fue elegido a partir de una convocatoria restringida a cinco despachos. El reto, cuenta, fue hacer dialogar la nueva construcción con la zona de reserva ecológica. “Daba miedo poner esos edificios que faltaban”, dice. En total, son cuatro y dos ampliaciones que servirán como oficinas, aulas para talleres, y bodega para la colección.

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La solución fue reinterpretar la característica plaza que ya existe, pero ahora, el centro lo ocupa el mismo paisaje natural. Los edificios, de diferentes niveles topográficos, se unen a través de un muelle y se logró que “tuvieran una cimentación más remetida de sus lozas para lograr el menor impacto”. Los muros son de bloques de piedra de una cantera cercana y se creó una celosía que permite la entrada de luz y protección contra el agua. “No se trata de repetir, sino de evocar, de dialogar; buscamos que la sensación fuera como si los edificios navegaran en medio de la lava”, dice.

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Desde el principio se utiliza el mismo paisaje para construir la espacialidad. Foto: Leslie Pérez

CLAVES DE LA OBRA

  • Desde el principio se utiliza el mismo paisaje para construir la espacialidad
  • Se echa mano del material que se tiene a un lado, en este caso la piedra

Por Luis Carlos Sánchez
lctl

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