Evitar el saludo de mano, los besos y los abrazos, "lavarse las manos cuidadosamente con jabón" y no concurrir a lugares de reunión como cines, teatros o templos, no son recomendaciones exclusivas contra el COVID-19. Hace más de un siglo fueron sugerencias de la Oficina de Salubridad de Puebla contra la epidemia de influenza que se desató a nivel mundial y que según estimaciones de la época, contagió al menos a 20 millones de habitantes.

Un impreso del 19 de octubre de 1918, dirigido "Al público" por el Dr. Luis Unda, describe un panorama similar al que se vive actualmente por el coronavirus, e incluso, sugiere medidas más severas para evitar el contagio, como no desvelarse, no excederse con el alcohol o desinfectar la boca con buches de agua oxigenada.
[nota_relacionada id=951124]Cuando una persona se sienta afectada por los primeros síntomas de la enfermedad, especialmente cuando ésta comienza con catarro intenso, tos y calentura, deberá ponerse inmediatamente en cama", se sugería.

Además de detallar las recetas que debían ingerirse, el anuncio aconsejaba "aislar enteramente" al enfermo, y, a quien se encargaba de su cuidado, "asearse las manos, la boca y la nariz y cambiar de ropa". Y en vista de que "el contacto con una persona portadora de los gérmenes de la enfermedad es suficiente para producir el contagio", se consideraba "como peligroso: el de saludar estrechamente la mano, el beso y el abrazo", por lo que la recomendación era "abstenerse de esos actos".

Registros fotográficos de la época muestran a la población en estado de alerta, portando, como ahora, cubrebocas.
[nota_relacionada id=951387]Por Redacción El Heraldo de México
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