El Cárcamo de Chapultepec fue inaugurado el 4 de septiembre de 1952, con él se culminaban los esfuerzos para transportar agua potable a la Ciudad de México. El antecedente se remite a 1898, pero fue hasta 1942, durante la presidencia de Manuel Ávila Camacho, se comenzaron las obras.
La obras consistían en la captación de aguas de los manantiales que emergían en la parte sur y oriente de la laguna del río Lerma así como su conducción por la gravedad a la cuenca del Valle de México.
Este Cárcamo, que es una cámara distribuidora de agua, es un lugar muy inusual para realizar un mural debido a las condiciones de humedad, temperatura y por su ubicación en el bosque de Chapultepec.
Gracias a su condición de encontrarse debajo del agua, los murales en el lugar son únicos en el mundo, por lo que la restauración es un actividad muy complicada.
Fue el mismo pintor Diego Rivera, autor de la obra, que hizo una propuesta de restauración después de conocer la situación de su obra, que se encontraba a punto de la destrucción.
Su propuesta consistía en sustituir lo realizado al poliestireno por teselas de vidrio, colocadas en placas de cemento. Después de un lapso de cinco años, Rivera concluyó que el uso del poliestireno fue negativa.
Para 1977, el Centro Nacional de Obras Artísticas (CNOA) señaló que debido al estado en el que permanecía el mural se tuvo que desviar el curso del agua con la finalidad de interrumpir su paso por el Cárcamo. Este proyecto arrancó hasta 1990, gracias, en gran parte al entusiasmo de Margarita Gómez Galmo, entonces alcaldesa de Miguel Hidalgo.
Características
El lugar en donde se localizan los murales tiene una medida de cinco por ocho metros, más 128 metros cuadrados de túnel. Este túnel fue pintado directamente, mientras que la parte superior está pintada sobre un bastidor metálico. Después de 40 años, las condiciones ambientales han provocado la oxidación y pasmado del barniz protector.
La decoración del piso de la cámara se perdió en su totalidad, ya que fue arrasado por el agua. Gracias a los trabajos de restauración en el Cárcamo permitieron volver a apreciar el mural del legendario Diego Rivera.
Con información de México Desconocido.