Nahui Olin, la mujer del cosmos

en su más reciente libro, Sandra frid muestra cómo el desamor marcó el trabajo de la artista

Pintora, musa, esposa y amante, Nahui Olin se convirtió en uno de los grandes personajes del siglo XX, que inundó con arte y pasión las letras mexicanas.

Considerada por muchos expertos como una artista adelantada a su tiempo, María del Carmen Mondragón Valseca –su verdadero nombre– fue, además de musa, una incansable luchadora del voto femenino, de la igualdad de derechos, de la integración de las mujeres indígenas y del acceso de las mujeres a la educación.

Nahui Olin renació tres veces, al menos así lo expresa la más reciente obra literaria que aborda parte de su historia, La mujer que nació tres veces, de la escritora mexicana Sandra Frid.

El título de la novela hace referencia a los tres hombres que la amaron, lastimaron y la hicieron renacer con una pasión sin freno de entre las letras y el arte.

Nahui Olin era una mujer talentosa, inteligente, creativa y rebelde; era como muchas chicas de la actualidad, pero en su tiempo; con un comportamiento y una forma de pensar que, en ese entonces, resultaba extraña a la sociedad”, explicó la autora.

Con 19 años, la mexicana habría decidido irse de casa de sus padres para vivir con Manuel Rodríguez Lozano, un diplomático y pintor mexicano, quien, se decía, trataba con frialdad a la también poeta, pero con calidez a Abraham Ángel, un pintor con quien se especuló tuvo un tórrido romance.

Tras su regreso a México, con el que fuera su primer esposo, Carmen conoció a Gerardo Murillo, mejor conocido como Dr. Atl, un renombrado artista que “la hizo agonizar en el amor y en el desamor”.

Nahui Olin fue bautizada así por el reconocido pintor, quien, con este nombre en náhuatl, hizo alusión a la creación del cosmos.

Frid explica que la época más prolífica de la literatura de Mondragón se dio a partir de esta relación; pero, pasado el tiempo, sus inquietantes ojos verdes cautivaron a Eugenio Agacino, un marino originario de España, quien se dice, fue su gran amor.

Sin embargo, este último falleció poco tiempo después creando un gran vacío a la artista, quien después de ese evento se recluyó con sus gatos y se limitó a dar clases de pintura durante 40 años.

Si bien tuvo muchos amantes, fueron los tres más importantes en su vida, es por ello, que en el libro resalto a quienes la marcaron”, indicó Frid.

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POR AZANETH CRUZ

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