En el número 44 de la calle Jesús María, en el barrio de La Merced, nació Margo Glantz el 28 de enero de 1930. En una habitación de techo alto. Una vecindad de patio grande donde las posadas se celebraban puntuales. Era casa de padres migrantes: Jacob Glantz y Elizabeth Shapiro. Un hogar donde los gritos de marchantes anunciaban la salida del sol y donde hoy, todavía existen negocios populares.
“La Merced representa mi primera infancia, la migración de mis padres; mis padres llegaron a La Merced en 1925. Es un bario de migración, y los recién llegados convivieron muy íntimamente con un México también muy íntimo”, recuerda Margo Glantz en un ejercicio de memoria a propósito de su cumpleaños 90 que, asegura, celebrará en la misma intimidad.
Algunos locales que ofrecen productos chinos y comida económica, se conservan en el domicilio, donde casi nadie sabe ahora que nació Glantz. La primera casa de la escritora, sin embargo, será el punto de partida de un recorrido literario que traerá del pasado vivencias de su niñez, de su padre y de un México extinto, el de inicios del siglo XX. Se trata de una caminata dirigida por Mónica Unikel, directora de la Sinagoga Histórica de Justo Sierra, que revivirá los espacios que Glantz vivió en este barrio emblemático del Centro Histórico. Su libro Genealogías será la guía para andar por las añejas calles y sus alrededores.
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La autora de Coronada de moscas recuerda poco del barrio. A temprana edad, se mudó con su familia a la colonia Condesa y después al barrio de Tacuba. Pero gustosa memoriza unas gelatinas de rompope que vendían en una tienda frente a su casa. Lo mismo la habitación amplia de la vecindad, y a su padre que, entre otros oficios, vendía pan europeo.
“Recuerdo la vecindad, eran varias familias, y en época de posadas se hacían en el patio, eran muy tradicionales; mi tío, hermano de mi mamá, que llegó de la Unión Soviética por los años 30, participaba de las fiestas”, comenta Glantz, quien rechazó homenajes para festejar su cumpleaños, excepto este recorrido convocado por la Coordinación Nacional de Literatura del INBAL.
El recorrido hará paradas en lugares como el local donde estuvo una carnicería kosher, que será una oportunidad para hablar de las costumbres judías, y en donde hubo una panadería, en la calle de Toledo, donde el señor Glantz compraba pan para vender en una canasta. “Se leerá literatura y poemas del padre de Margo que hablan de México e historias sobre su infancia”, detalla Unikel.
Glantz dice que su vocación literaria no nació en el barrio, pero sí en la cultura y educación de su familia, con la biblioteca de su padre, y en las reuniones cotidianas de escritores y pintores que sucedían en la casa de su niñez. Eran los amigos de su padre, quien lo mismo hablaba en ruso con Diego Rivera que recibía pinturas como pago en su cafetería Carmel.
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POR SONIA ÁVILA
abr