Todavía hay mucha tela de donde cortar", bromea Ramón Vargas. El tenor asegura que está en el mejor momento de su carrera, en la mayor madurez de su voz y en la máxima experiencia como intérprete.
La edad, piensa, es tan relativa como el tiempo. Este año celebra 60 años de vida, y se siente como un joven curioso por descubrir nuevas óperas. Vargas debutó internacionalmente en el MET de Nueva York en 1992; desde entonces ha ofrecido 223 funciones ahí, 180 en Viena y 67 en La Scala de Milán.
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Una suma, dice, de 470 funciones en tres de los escenarios de mayor proyección mundial. "Lo que te hace viejo no es el tiempo sino la rutina. Yo no soy para nada rutinario". Para el tenor, la madurez de su voz lo obliga a buscar personajes mayores: "guarda en el cajón" a personajes como Romeo, que ya no concuerdan con su nivel vocal y ahora busca otros autores que requieran mayor experiencia escénica, como en las óperas de Wagner.
Empezará el año con un concierto en el Festival Internacional Ortiz Tirado, en Álamos, Sonora, donde recibirá un reconocimiento; después trabajará en Los Ángeles y tendrá presentaciones en Hamburgo y Madrid.
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POR SONIA ÁVILA
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