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Literatura sin etiquetas

la autora estadounidense, quien se confiesa feminista, afirmó en la fil de guadalajara, que su literatura busca dar voz a historias de desigualdad

CULTURA

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Un libro no tiene vagina o pene, es literatura”, advirtió la novelista Siri Hustvedt (Minesota, 1955) al referir que su autodefinición como escritora feminista no describe a su género, sino al interés por dar voz a historias reales sobre la desigualdad entre hombres y mujeres, a su preocupación por rescatar de la memoria perdida figuras femeninas trascendentes. Pero sus ensayos, poemas o relatos deben mirarse sin su condición de mujer.

De hecho consideró que la literatura de Marcel Proust puede leerse como feminista por su estilo onírico, aunque el autor sea hombre. En ese sentido, Hustvedt intenta romper con el mito de la escritora feminista y llevar el concepto, y la lucha por la igualdad de géneros, más allá de la guerra entre mujeres y hombres.

De visita en la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara para presentar su última novela Recuerdos del futuro (Seix Barral), la autora, Premio Princesa de Asturias de las Letras, habló del feminismo como movimiento social en la actualidad, y dijo que después de un momento de “silencio”, volvió con mayor fuerza.

Cuando yo tenia 14 años, me declaré feminista porque fue el momento de la liberación femenina. Y después creo que el feminismo tuvo un paso atrás o retrocedió, no en mi vida, sino en la sociedad, hubo una idea de que la mayoría de estos problemas habían sido resueltos; ahora pienso que ha regresado con gran fuerza, crujiente, y nos podemos preguntar qué es esto y creo que es una fuerza de empuje sobre la mujer, elevada en la cultura”, refirió.

Pero para ella el feminismo no se limita a la lucha entre los géneros, a humillar al otro, sino, en un sentido amplio, a la discusión sobre la presencia y el valor en su justa dimensión de la labor de mujeres y hombres, tanto a nivel profesional como en la vida cotidiana. “No es menos que la mujer atienda en la casa ni que el hombre lo haga, es igual”, dijo, quien confesó llevar una sana relación profesional con su esposo, el escritor Paul Auster.

“Cuando era una pequeña, en mi ciudad no había abogadas o médicos mujeres, ni una sola, esto ha cambiado, pero también hay mucha ira de los hombres contra las mujeres porque piensan que elevarlas, es una reducción de su masculinidad y esto lo experimentan como humillación o vergüenza. Pero esta tensión, da combustible al feminismo actualmente”, señaló.

Sobre su novela, que rechazó sea autobiográfica, se lee la historia de una escritora consagrada que hurga en sus memorias para encontrarse con el futuro. En sus diarios de la década de los 70, la protagonista halla incógnitas sobre el deseo, el papel de la mujer o los roles de una escritora en la sociedad.

Hustvedt aseguró que todo el relato es ficción, pero es cierto que la realidad alimenta la imaginación: “No podemos recordar el futuro, pero el motivo por el que elegí el titulo es que, a fin de imaginar el futuro, debemos recordar el pasado; las personas que pierden su memoria, no ven un futuro”.

POR SONIA ÁVILA

eadp