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Juan Coronel Rivera: un fotógrafo narrativo

En su faceta de fotógrafo, el poeta y curador presenta un proyecto que aborda al turista como una plaga que afecta a los diferentes ecosistemas

CULTURA

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Juan Coronel Rivera (Ciudad de México, 1961) se ha puesto como propósito personal publicar al año un libro con su propia fotografía. Hacer a un lado las curadurías independientes y atender su necesidad de expresarse de manera visual.

De niño –cuenta en entrevista– por imitación me subía al estudio de mi papá y pintaba, y ahora que estoy limpiando su estudio me estoy encontrando con mis cuadros, ya encontré como cinco. Los veo y entiendo que tenía esa necesidad de expresarme desde lo visual”.

Si bien nunca dejó la cámara análoga, apenas hace dos años volvió de manera formal a producir imágenes en blanco y negro con un fin editorial y personal. El primer proyecto es La plaga, un análisis visual alrededor del turismo, un libro de Talamontes editores, que tiene su origen en una exposición planeada hace una década para el Aeropuerto de la Ciudad de México.

Hace dos años, el proyecto se presentó en el Centro Deportivo Israelita, y fue cuando el nieto de Diego Rivera decidió retomar la fotografía.

La imagen del también historiador, curador y crítico es siempre en blanco y negro y análoga. Usa rollo de negativo y revela en el cuarto oscuro a la usanza de la época del arte moderno. De hecho, él se asimila como un artista clásico y ve en la foto cierta nostalgia por el pasado.

“Mi educación está metida hacia la estructura de esa época, entre los 40 y 50 del siglo pasado, me interesa la composición, aquellas cosas que ya no se utilizan mucho. Quizá por el control de que todo esté balanceado y tenga estructura con cánones renacentistas. Por eso me gusta hacer libros que ya tampoco se usa”, dice quien hace 35 años fundó la primera galería de foto en la Ciudad de México con Cristina Kahlo.

Confiesa que le huye al color y lo digital no por desconocimiento, sino para no caer en el folclorismo de lo comercial.

Tal vez por su formación no formal con su padre Rafael Coronel, el artista cuenta historias con sus imágenes. De hecho, se define como un fotógrafo narrativo, que se vale de la palabra escrita para completar sus historias. Tal como sucede en el libro La plaga.

En éste, detalla, da cuenta de lo irruptivo que es el turista en el sentido de alterar un ecosistema natural y social. Reconoce que el turismo es un eslabón indispensable en la economía de un país, pero culturalmente lo considera dañino. Pone como ejemplo, la visita de miles de personas a las pirámides de Teotihuacán, en primavera, o ciudades enteras, como Venecia.

El también poeta recurre a la belleza de la imagen para hablar de este horror de la globalización, y en sus instantáneas lo mismo se aprecia el cuerpo de un hombre desnudo, que jóvenes caminando por calles solitarias.

Nosotros le tenemos miedo a la plaga, pero somos una plaga igual de tremenda”, refiere del libro editado en español, inglés y francés.

Apenas presente esta publicación, Coronel ya tiene en puerta tres proyectos más, dos sobre aves y otro sobre paisaje.

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POR SONIA ÁVILA

eadp