#ArturoPérez-Reverte advierte sobre riesgo por redes sociales

Arturo Pérez-Reverte dejó temporalmente de lado a los espías de su saga Falcó, para dar paso a Los perros duros no bailan, en la que alerta sobre la autocensura por miedo a las redes sociales, que “está tapando la boca” a periodistas y escritores y que él ha evitado en su última novela, “los perros no son políticamente correctos”.

“A un animal no le preocupa lo que salga en Twitter”, recalcó el escritor, que se permitió así “tener concesión para poder contar la realidad de una forma diferente. Siendo perros, he podido contar cosas que, como humanos, se me habrían echado encima todo tipo de grupos”.

Si tuviera que vivir solo, agregó, “con una librería y un par de perros, tendría la vida colmada”.

El narrador de la nueva novela de Pérez-Reverte es Negro, un cruce de mastín español y fila brasileña, que durante años triunfó en peleas ilegales, rehizo su vida como perro guardián y vive atormentado por el recuerdo de otros canes a los que hirió y mató.

Sus mejores amigos son Teo y Boris el Guapo, que una noche son secuestrados por organizadores de peleas ilegales. Para liberarlos, Negro se lanza en su búsqueda, dejando de lado los traumas.

“Las virtudes que más amo de los seres humanos, como son el respeto y la lealtad a los amigos, está en los perros, entonces es el animal perfecto”, abundó.

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Recalcó que, como escritor, sólo recurre a personajes determinados por lo que ha vivido, leído y visto, como periodista, narrador y viajero; y ahora lo hace con el mundo de los perros, al que le dedica 30 por ciento de sus mensajes en Twitter. Por eso, reconoció, el mundo de los perros ha sido “una buena coartada para escribir con una libertad que cada vez es más difícil”.

Aunque en su caso, afirmó, le da igual porque un tuit o una campaña no le va a quitar lectores, a un joven lo pueden anular como periodista o como escritor, lo que consideró gravísimo.

Se trata de un libro que le ha permitido escribir sin autocensura en un momento “terrible”, en el que está en peligro la única garantía de libertad, que es la prensa libre, indicó el escritor y académico de 66 años, el cual advirtió respecto al día “en que se callen los periodistas por miedo a que se les eche encima algún colectivo”.

“Nada está consolidado, todo puede desaparecer. La libertad se debe ganar continuamente”, dijo. “Hay que estar preparado para luchar” cuando haga falta y recordó que esta lucha ha sido fundamental para conseguir la libertad que hay en Occidente, pero que no es válida para todo el mundo.

Su intención no es la denuncia, aunque insistió en la necesidad de cambiar la legislación española en materia de maltrato animal, que considera “una vergüenza”.

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