Haz tu denuncia aquí

Jaime Mesa narra la dificultad de la escritura

CULTURA

·
La soledad, el fracaso y el ego, son los tres elementos a los cuales se enfrenta todo escritor y Jaime Mesa decidió dedicar su último libro a las obsesiones y frustraciones a los que se encaró desde que comenzó su proceso literario. Crítico de sí mismo, Jaime narra en La mujer inexistente (Alfaguara, 2017) la historia de Milena Betancurt, una escritora que, a los 60 años, enfrenta otro de los miedos de cualquier autor: el abandono del medio literario. En ese estado de soledad hace un recuento de su vida, sus libros, sus alumnos, sus amantes y sus fracasos. A través de la mirada de un hombre que, sin saber quién es ella, la va descubriendo poco a poco a través de sus diarios. -¿En qué momento tuviste conciencia de tu condición de escritor? -Jaime: Esta novela es una deuda que tengo con la literatura. Mi primer enfrentamiento fue cuando me di cuenta de que la escritura es imposible, es decir, es imposible conectar la imagen, el lenguaje que tienes en la cabeza con las letras. De alguna forma mi relación con la escritura es de la imposibilidad, del fracaso, nunca he triunfado, sigo insistiendo y cada vez aunque avanzo, la condición de la escritura es el fracaso, todas estas nociones son la médula espinal de La mujer inexistente. -Otra lectura es sobre la soledad de los escritores. ¿Cómo vives tu eso? -Jaime: Es una condición casi natural, quizá no nos lo hemos preguntado demasiado, pero vivimos acompañados de la soledad. creo que si analizamos los síntomas podríamos pensar que le tememos a que algo influya al proceso de escritura, al final es un ejercicio solitario de reflexión. Tememos a que ese aparente equilibrio del caos se trastoque, entonces de alguna forma tendemos hacia la reflexión. La soledad es nuestra mejor amiga, pero también es un arma de doble filo en la que se vuelve una promesa de una soledad reiterada que nos puede aislar y que podemos terminar como Milena Betancur. -¿Cómo un escritor habla sobre sí mismo? -Jaime: Los escritores somos muy morbosos, muy chismosos, curiosos. Por su puesto que nuestro conejillo de indias somos nosotros mismos. Es una tendencia directa, estas historias abundan en la literatura. Siempre he tenido una fascinación hacia los escritores, me interesan sus vidas, quiero analizar una ecuación donde cierto comportamiento de un escritor devino o tuvo que ver con el origen de una novela y con su escritura. Yo sí creo que los libros están relacionados con la biografía de un escritor. Es una tendencia natural no en un afán ególatra, pero sí en uno de conocimiento, el personaje que más se conoce en la vida es uno mismo. ¿Cómo fue la construcción del personaje de Milena Betancur? -Jaime: Tenía dos imágenes muy claras en mi cabeza: una la de un Premio Cervantes que tenía Alzheimer y perdía la memoria; estaba casi casi muerto en vida, y otra que fue más reveladora y más brusca: la visión de una escritora abandonada, en la que es sacada de una choza como un perro atropellado, esa visión respondía más a mis miedos, al final que yo no quiero para mí. Cuando imaginé esas dos estamas me motivó a desarrollar esta novela. -¿Cuáles son tus obsesiones o miedos como escritor? -Jaime: Mis obsesiones son muy claras y creo que se reflejan en mis cuatro novelas; la primera es la soledad,es decidir: estar o no solos. La segunda, la fama y la juventud, en Los predilectos analizo esos dos temas. El poder lo trabajé en Las Bestias Negras y ese libro fue el resultado de estar 10 años trabajando en el sector cultural y de alguna forma fue un ajuste de cuentas de todo lo que sabía sobre la burocracia cultural. La soledad, la fama, la juventud y el poder son mis grandes obsesiones. -¿Y los miedos? -Jaime: Se conjuntan muy bien en La mujer inexistente, uno de ellos es escribir un gran libro y que eso no valga para ser recordado y que cuando el medio literario te olvide, tu obra y tú mueran con ello. POR SCARLETT LINDERO