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Punks que trabajan para marcas millonarias

CULTURA

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Después de expresar su talento en las calles bajo la ideología del “hazlo tú mismo”, los mexicanos Acamonchi, Ciler e Hilustradora llegaron a trabajar para trasnacionales, gracias a su habilidad para las artes plásticas, gráficas y una identidad reconocible. Grafitis, esténciles, intervenciones e ilustraciones empapados de reflexión, descontento, tendencias culturales y crítica sociopolítica es la materia prima de estos tres personajes que, poco a poco, fueron dejando huella en distintos barrios. Ahora, su trabajo también se puede apreciar en marcas como McDonalds, Pepsi, Mustang, Vans, Nike, Apple y Osiris. Como parte de la llamada “publicidad guerrilla”, firmas que facturan millones de dó- lares en tan sólo un mes, mantienen un constante monitoreo para descubrir nuevos talentos en expresiones callejeras.

ACAMONCHI

Gerardo Yépiz viene de Ensenada, Baja California, una frontera donde nació una buena parte del Colectivo Nortec, un grupo de arquitectos, artistas plásticos, productores, diseñadores y músicos que decidieron unir su talento y trabajar en conjunto desde finales de los noventa. La fascinación que Yépiz tiene por la cultura subterránea, lo ha llevado por distintos caminos y encontrarse en las calles con colegas de la talla de Shepard Fairey (OBEY) y colaborar con marcas como MTV, Nike, Osiris, Pepsi, Electra Bicycles y Leader Bikes. Acamonchi es un entusiasta de las bicicletas en las grandes ciudades, es vegetariano, le gusta la música punk, el new wave y el industrial. “Trabajar con grandes marcas me ha beneficiado en varios sentidos y he recibido buenas compensaciones económicas, hay presencia en los medios”, dijo. Aunque Acamonchi recibió fuertes críticas por parte de algunos colegas, el artista sólo se enfoca en el contexto político, social y económico que lo rodea. “A veces me han dicho que soy un vendido por trabajar para McDonalds, pero lo que quiero es trabajar. Obviamente hay compañías con las que simpatizo mucho más”.

HILUSTRADORA

Desde pequeña. Hil se involucró en el arte y siempre supo que quería dedicarse a ello. Primero exploró con texturas y materiales, pero en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, donde estudió publicidad, aprendió lo que hoy es su mayor fortaleza: ilustración digital. “Trabajar con marcas enriquece y fortalece tu trabajo, te da reconocimiento y te abre puertas con proyectos cada vez más grandes. También te da proyección y credibilidad: es más fácil que presten atención a lo que haces. Y obviamente, hay más presupuesto para hacer los proyectos propios”, señaló Hil. En ese permanente balance es en el que se encuentra la artista por su bagaje como publicista. “Hilustradora es mi personaje, con gran influencia en la cultura pop y las pin ups. Juega mucho con la sensualidad de la mujer. Mezclo fotografía, acuarela, óleo y muchos otros soportes. “Es muy difícil que tu trabajo se publique o luzca en las galerías. Pero si está en un buen spot, todo puede pasar. La calle no tiene filtros ni listas de espera. “El reto de violar las reglas hace que el acto de expresión tenga más valor".

CILER

Como artista nace en la colonia Roma junto a un grupo de amigos que lo que más les gustaba hacer era divertirse y producir en conjunto música, fiestas, diseños y otras actividades artísticas que, poco a poco, les fue redituando. Que una trasnacional fiche tu obra es como ganar una beca, reflexionó Ciler, aunque también es un arma de doble filo si no priorizan tus condiciones. “Yo he tratado de entrar a instituciones, como el FONCA y eso, pero es muy complicado. Las marcas te dan oportunidad de trabajar y que se te pague. “Honestamente, es muy complicado que trabaje con ellas, a menos que me dejen mi total y libre expresión. Un momento lo sufrí, cuando no supe cómo llevarlo con la publicidad, pues la marca es más importante que tu trabajo”, indicó. Ciler lo tiene muy claro: su obra siempre será incómoda al sistema y al individuo. No hay gente bonita ni cosas que agraden a los cortesanos que acuden a galerías para ilustrarse. “Mi obra habla de muchas formas, de la misma línea. Por lo regular, desde una crítica muy fuerte". POR MANUEL TEJEDA Y JULIÁN TÉLLEZ