TRES EN RAYA

Un miserable juego de evasivas

En el juego de las evasivas, López Obrador es el campeón. Qué lástima que el gobernar no se trate de evadir, sino de enfrentar y dar resultados

OPINIÓN

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Verónica Malo Guzmán / Tres en Raya / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

No la recibió. López Obrador. No quiso recibir a Ceci Flores, madre buscadora e integrante del colectivo ‘Madres Buscadoras de Sonora’. Hizo espacio para atender a las ‘Madres de la Plaza de Mayo”, asociación de madres argentinas cuyos hijos fueron desaparecidos durante la dictadura en aquel país hace más de 40 años, pero las puertas de Palacio Nacional se mantuvieron cerradas para las madres mexicanas. En especial para la ya antes mencionada.

El drama de las madres buscadoras presenta diversas vertientes, todas ellas dolorosas. Empezando por la pérdida de hijas e hijos, pasando por el viacrucis de la búsqueda de estas y estos, los trámites burocráticos, los peligros que conlleva poder hacer búsquedas y recorridos, y terminando por la indiferencia de las autoridades. En un país de presidencialismo exacerbado, el rechazo de AMLO es muestra de que el gobierno prefiere borrar del escenario público a los y las desaparecido(a)s antes que afrontar —de la mano de las madres— la tragedia.

Como nunca antes, en la época moderna de México, el mandatario ha tenido a su alcance recursos económicos y opciones políticas para encauzar y llevar a buen puerto los esfuerzos de búsqueda. Pero ha preferido burlarse de la desgracia y, con él, su secretaria de Gobernación.

La mofa alcanzó nuevas cotas apenas hace dos días cuando Luisa María Alcalde anunció una reducción de casos en el censo nacional de personas desaparecidas. La reducción se debió, aseguró, a que en su mayoría se trataron de “ausencias voluntarias”. Y al esgrimir este argumento —sin probarlo— borró a miles de nombres de la lista. Muy raro; “ausencias voluntarias” d quienes sus madres buscan en fosas clandestinas del gigante cementerio llamado México.

Ceci Flores llegó a Palacio con la pala con la que busca a sus hijos, no quería entablar pleito. Quería ser escuchada, recibida por el presidente de México o por alguna autoridad. Ni siquiera eso le fue dado. López Obrador respondió con “que me la deje aquí (la pala)”. Al día siguiente, la madre buscadora regresó a Palacio vestida de beisbolista, porque a López Obrador le gusta recibir a los jugadores de ese deporte. Ni así la recibió.

Con una claridad absoluta, Flores tornó el desprecio presidencial en una nueva súplica, en una brutal petición: “lanzo una ficha de búsqueda de López Obrador; vamos a buscar hasta encontrarlo, hasta que lo tengamos enfrente”. Pero tampoco así ha habido respuesta ni comentario oficial…

O sí… La evasiva de Palacio, también llamado desprecio y soberbia, fue secundada por los comentarios de la candidata oficial a la Presidencia de la República: “sobre las madres buscadoras, es mejor hacer propuestas que criticar…” ¿Eso es lo que les dice la doctora Sheinbaum a quienes viven desgarradas por el dolor?, ¿a quienes se conformarían con encontrar los huesos de sus familiares? Reitero lo que antes he escrito: carisma y don de mando no son imprescindibles en un líder de Estado democrático y progresista; la empatía, sí. López Obrador le falló a las víctimas, pero la candidata Claudia las está revictimizando.

Conocemos que López Obrador es campeón en el juego de las evasivas; a Javier Sicilia y a los LeBarón, por ejemplo, les dijo que no los recibía porque “tenía que cuidar la investidura presidencial”. Ha evadido la realidad ante los reclamos del desabasto de medicamentos, una farmaciota que no sirve, un sistema de Salud peor que el que él recibió cuando tomó posesión.

Frente a un fraude llamado AIFA, él se evade volando en aviones del Ejército desde el Benito Juárez; frente el ecocidio por el Tren Maya, el habla de desarrollo (¿dónde?) de la Península de Yucatán. Cuando Dos Bocas no refina, él presume que ya la inauguró hace más de un año. Enfrentado a las cifras que no le gustan, él habla de sus “otros datos”. Fracasando en su obligación de frenar la delincuencia, él presenta la cantaleta de “abrazos no balazos”.

En el juego de las evasivas, López Obrador es el campeón. Qué lástima que el gobernar no se trate de evadir, sino de enfrentar y dar resultados.

Por eso, precisamente por eso, y porque no puede siquiera ser una opción a contemplar, es que nuestro deber patriótico es que todos los mexicanos se pregunten: ¿seis años más de eso?

POR VERÓNICA MALO GUZMÁN

COLABORADORA

VERONICAMALOGUZMAN@GMAIL.COM  

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