DESDE AFUERA

México y EU: ¿una nueva normalidad?

La migración ayuda a que el gobierno del presidente López Obrador tenga una relativa posición de fuerza en la relación bilateral

OPINIÓN

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José Carreño Figueras / Desde Afuera / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Las relaciones entre México y Estados Unidos parecen regresar a su normal, complicado y, a veces contradictorio estado, aunque esta vez el gobierno mexicano tiene al menos, temporalmente, una palanca de importancia: la migración.

Las elecciones legislativas de medio término en Estados Unidos serán en noviembre del año próximo y los republicanos han dejado saber que será uno de sus temas de campaña, y en alguna medida puede afirmarse que el papel de México en detener los flujos migratorios tendrá un rol importante.

A reserva de cambios, los analistas políticos estadounidenses creen probable que en 2022 los republicanos capturen al menos la mayoría en la Cámara baja; actualmente tienen 213 representantes contra 221 demócratas, y quizá en el Senado, donde hay un literal empate a 50.

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La situación política y un fallo judicial obligaron al gobierno del presidente Joe Biden a retroceder, por lo menos temporalmente, en sus promesas de terminar con la política migratoria de "Quédate en México" impuesta por el régimen de Donald Trump.

El gobierno mexicano condicionó su aceptación a que hubiese mejorías humanitarias, como la aceleración del procesamiento legal y la vacunación contra COVID-19 para los peticionarios de asilo a EU.

Pero eso no ha reducido las quejas de activistas que consideran que la política obliga a los migrantes a estar en México en condiciones negativas de salubridad y seguridad.

El hecho es que a gusto o no con el papel, dice Carin Zissis, de la Sociedad de las Américas, México sirve ahora "como un amortiguador" del fenómeno: por un lado, se ha convertido de facto en un "tercer país" y ha recibido una cantidad considerable de peticiones de asilo de quienes esperaban o esperan llegar a Estados Unidos desde Centroamérica y, por otro, ha desplegado tanto a la Guardia Nacional como a personal militar en sus fronteras para ese efecto.

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Pero al mismo tiempo eso, ayuda a que el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador tenga una relativa posición de fuerza en la relación bilateral, reflejada en la aquiescencia estadounidense a apoyar sus programas de "Sembrando Vida" en el sur de México y en Centroamérica.  

Sin embargo, la situación tiene un costo: junto con las quejas de activistas en EU respecto a las promesas incumplidas del presidente Biden, hay también críticas sobre el papel del gobierno mexicano, con particular énfasis en lo que consideran como trato violatorio de derechos humanos a los integrantes de las caravanas.

Hay además señalamientos sobre un incremento de migrantes mexicanos detenidos en la frontera, tras años de descenso. La renovada importancia política del debate estadounidense sobre migración y la relativa influencia del gobierno mexicano marcan, pero no son los únicos aspectos, de una nueva etapa en las relaciones bilaterales donde por tradición, los desacuerdos son parte de la norma. 

POR JOSÉ CARREÑO FIGUERAS
JOSE.CARRENO@ELHERALDODEMEXICO.COM 
@CARRENOJOSE1

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