MALOS MODOS

Frases célebres de la 4T y cómo usarlas

No podemos permitir que el legado cultural del lenguaje cuatroteísta, se vaya al precipicio por un uso inconveniente

OPINIÓN

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Julio Patán / Malos modos / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Una de las muchas bendiciones que nos ha traído la 4T es un respetable arsenal de expresiones y frases célebres; arsenal que podemos usar en situaciones de los más diversas, pero que justamente por eso, por su versatilidad, tenemos que usar, asimismo, con precaución. 

Y es que es mucho lo que está en juego. Por un lado, no podemos permitir que el poderoso legado cultural del lenguaje cuatroteísta, esa dignificación de la lengua castellana, se vaya al precipicio por un uso inconveniente. Por el otro, ponemos en riesgo nuestra tranquilidad cotidiana. Nuestra paz. 

Me explico.

Tomemos aquella cúspide cervantina aportada por el licenciado Bartlett. Yo no dudaría en usarla en una circunstancia como esta: “¿Quiere añadir un jugo verde a su orden, señor Patán?” “Chu, chu, chu...”, podría responder con plena justificación, aunque no pierdo de vista el potencial de ese otro clásico, en mi opinión la representación misma del cuidado de la investidura, que es “¡Fuchi caca!”. 

En cambio, ninguna de esas expresiones debe salir a escena en un contexto como el desayuno familiar, cuando tu pareja puede sugerir algo como: “¿Por qué en vez de una Coca no te tomas un tecito, amor? Te puedo preparar uno de gordolobo con jengibre”. Digo, no hace falta aumentar la tensión, de por sí importante, del confinamiento...

De hecho, les recomiendo que, en lo privado, usen con cuidado la totalidad de las aportaciones idiomáticas de nuestro Presidente, ese Góngora de Tepetitán

Es necesario, sin duda, llamar la atención sobre el evidente potencial destructivo de “¡Cállate, chachalaca!”, pero es que también debemos tener cuidado con expresiones como “No tengo derecho a fallar”, que, salvo que seas nuestro líder, con ese don de la infalibilidad, créeme: te la van a acabar cobrando. 

Les recomiendo también usar el clásico instantáneo de Florencia Serranía, titular del Metro, con cuidado de evitar el cortoplacismo

Imaginemos que tu hijo de 15 años es descubierto en el acto de ver porno en el teléfono mientras discurría la clase de matemáticas en su computadora. (Me adelanto a su pregunta: no, no es mi caso. Mi hijo es un santo). Comprensiblemente, la directora de la escuela te llama a una junta con tu bendición, junta en la que, como es cada vez más horriblemente habitual, te dice que para corregir ese tipo de conductas es imprescindible la participación familiar en el proceso educativo —como si no pagáramos colegiatura justamente para no participar en el proceso educativo—. ¿Cómo te libras de esa monserga? 

Aquí viene la trampa. Porque sí, lo de “Yo solamente soy el padre de este imbécil” puede quitarte de encima a la directora. El problema viene en el largo plazo: ¿cómo recuperarás la autoridad sobre el imbécil, que además llegó ya muy cuarteada a la junta?

Sigan al doctor Patán para más consejos sobre salud mental.

POR JULIO PATÁN
PATAN0909@GMAIL.COM
@JULIOPATAN09

 

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