A partir de 2019, el monto que captó México por concepto de remesas ha sido mayor que el de la Inversión Extranjera Directa (IED), y durante ese periodo la brecha se ha ampliado significativamente.
De acuerdo con datos del Banco de México (Banxico), en 2019, el primer año de gobierno de Andrés Manuel López Obrador, la diferencia entre las divisas que entraron al país por concepto de remesas y la IED fue de apenas 6.41 por ciento; un año después pasó a 46 por ciento y, en 2021, el dinero que enviaron los paisanos al país se estima duplicó el monto de la Inversión Extranjera Directa.
Valeria Moy, directora general del Instituto Mexicano para la Competitividad (Imco), dijo que esta situación se debe a que en los últimos años México ha presentado condiciones poco favorables para la inversión y un estancamiento económico.
Nuestro país es el segundo en el mundo con el mayor número de migrantes en el extranjero, principalmente en Estados Unidos, y es el tercer mayor receptor de remesas enviadas por sus connacionales desde el extranjero.
A pesar de que el Presidente López Obrador ha presumido que las remesas son una “bendición”, Jesús Javier Peña Muñoz, investigador del Colegio de la Frontera Norte (Colef), explicó que estas divisas han servido para contener la pobreza de más de seis millones de mexicanos, pero a diferencia de la IED no generan empleo, ni detonan el crecimiento económico.
“Es un fracaso de la política laboral del país, hay una exportación masiva de fuerza de trabajo barata, flexible y vulnerable que ha tenido como contrapartida el flujo constante del mayor saldo neto de divisas que han llegado al país”, indicó Fernando Herrera Lima, investigador de la UNAM.
CAR